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Podríamos hablar, entonces, de una peculiar sensibilidad pastoral que hará que no tengamos que interpretar a Ruffini como un hombre progresista o conservador, sino como un buscador de la verdad y un hombre atento a las necesidades del pueblo de Dios, que se expresa en la acción-compromiso social directo. ¿Podríamos hablar de la conversión de un clérigo intelectual a un obispo social? Evidentemente suena a titular de periódico, pero lo más importante es hacer caer en la cuenta de su capacidad para acomodarse a las circunstancias y, al mismo tiempo, la lectura de los problemas sociales y eco- nómicos, como una parte importante para la construcción del individuo de manera global. Precisamente, el profesor Galindo García, estudiando su ense- ñanza social, considera que el hacer la verdad en la caridad y hacer caridad en la verdad de Cristo, es una característica peculiar del Cardenal Ruffini: “Esta tarea de tipo teologal –dirá él– va a ser la expresión profunda de su lema episcopal ( firmiter stat ) y la columna de la verdad. La búsqueda, fidelidad y respeto a la verdad se convertirán en él en el punto de referencia de su obe- diencia a los deseos del papa y de sus superiores y en la humildad en sus deci- siones. En él su actitud profunda será un auténtico culto a la verdad. Por eso, para él la otra fuente de la libertad es la verdad. El evangelio es el testimonio de la verdad. Jesús nació para dar testimonio de la verdad. Recuerda el pasaje de Jesús ante Pilatos para reafirmar que Jesús es la verdad” 35 . Pero, como es de suponer, ese convencimiento profundo suponía tam- bién la conciencia de los propios límites. No se trataba de una lectura ingenua sino, como ya hemos señalado, ubicada en el tiempo en el que le toca vivir. Precisamente Andrea Riccardi, hombre implicado en la acción social de la Igle- sia como fuerza de diálogo y de concordia, escribía con gran acierto acerca del Cardenal de Palermo: “Ruffini estaba convencido de los límites de la institución eclesiástica que trataba de reformar, pero estaba igualmente convencido de que la Iglesia no se debe retirar de la sociedad, sino más bien sostener el ethos cristiano de la población” 36 . Por tanto, se ubicaba más allá de los conceptos meramente económicos buscando el bienestar social que, incluso podemos identificar en su marcado ecumenismo, como búsqueda de los otros. Por otra parte, no podía esperarse 49 35 Ibid ., 134-135. 36 Nota: tomado de la tesis doctoral, defendida en la Universidad Pontificia de Salamanca: Mª J. Dominguez Pachón, La acción social del Cardenal Ernesto Ruffini. Pobres, ciudadanos, hijos de Dios , Madrid 2003, 219-220.

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