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de nuestro presente, donde un número nada desdeñable de políticos, conside- ran que toda la responsabilidad social está en sus manos y que los individuos lo único que tienen es que sancionar con su voto personal en las urnas aquello que ellos proponen o afirman, para luego dejar funcionar “libremente” a los que saben y entienden. Por el contrario, figuras con una personalidad vigorosa, como la del Car- denal E. Ruffini, ponen en evidencia que las cosas son bastante más comple- jas, por lo que es necesaria la implicación de todas las fuerzas sociales, incluso corriendo el riesgo de que a uno lo acusen de querer politizar las cosas o, incluso, que todos quieran considerarnos de los de su lado, de los de su bando, en oposición a los del contrario. Es un reto, un riesgo… pero hay que estar en las circunstancias en los momentos del desarrollo y configuración social, para que pueda quedar salvaguardado el bien común y los derechos del ser humano en su totalidad, y no simplemente como algo parcial o que puede ser abordado en razón de los intereses o las circunstancias del momento. 1. E L MOMENTO HISTÓRICO - SOCIAL Como es de suponer, no nos vamos a detener en todos los acontecimien- tos históricos y sociales que tienen lugar desde la segunda mitad del siglo XIX hasta el mismo período del siglo XX. Sólo pretendemos presentar una breve síntesis de aquellos hechos que nos permitan configurar el contexto histórico y social. En este sentido, la primera cuestión es poner en evidencia que nos encontramos en una época de profundos y novedosos cambios, que distancian al hombre de la visión de etapas anteriores. Esos cambios están, a su vez, sustentados por un crecimiento exponencial en la población europea durante las últimas décadas del siglo XIX, que genera unas masas de población desconocidas hasta aquel momento. Si esta ingente población, coincide precisamente con el desarrollo de la sociedad que progre- sivamente va evolucionando hacia el desarrollo industrial y la configuración del capitalismo. Así, abandonando el esquema tradicional que había sido la satis- facción de sus propias necesidades, en el que se había movido la mayor parte de la población, sustentándose para ello, de manera fundamental, en una sociedad eminentemente agropecuaria, se produce ahora el gran salto al mundo de la producción, donde el individuo, la persona humana que había 26

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