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MiguelAnxo Peña González En este sentido, los independentistas contaban con aportaciones concretas que atacaban desde planteamientos clásicos las posturas absolutistas. En cierta medida, era una recuperación del pensamiento más propio. 20 Así, encontramos el caso de Francisco Suárez, quien defiende que la soberanía radica en el pueblo, doctrina que sistematiza contra Jacobo I de Inglaterra; 21 esta teoría, además, es aceptada por todos los grandes pensadores de la escuela teológico-jurídica española. Para el jesuita, no había parangón entre la actitud del monarca inglés y la mantenida por los Austrias, ya que éstos eran venerados por su pueblo. 22 Se decía que esta dinastía siempre había defendido dos núcleos de.intereses, considerados como fundamentales: la cristiandad católica y España. 23 Al mismo tiempo, están presentes dos grupos sociales e ideológicos, que responden de manera diversa al acontecimiento revolucionario. El primero de ellos es el despotismo ilustrado, que tenía en Bossuet una de sus fuentes de inspiración más genuinas, a pesar de que dicho autor no es ilustrado, y que proponía la secularización del derecho divino de los reyes. De esta manera, la sociedad quedaban dividida en grandes bloques antagónicos, en los que los peninsulares tenían oportunidades de medrar en la estructura jerárquica y eclesiástica del Estado, mientras que los criollos, así como el gran bloque socialindiano, quedaban relegados a un segundo plano. El segundo elemento es el del absolutismo. Aunque se seguía mostrando veneración hacia la figura del monarca, en aquellos que vivían en las Indias y que lo consideraban como el mandatario del pueblo americano se iba produciendo un lento pero progresivo cambio de mentalidad. Cada vez más, la gran masa de la población americana iba despertando a la nueva realidad social que se estaba configurando. 24 En los días de la Independencia, esta explicitación tuvo un enorme influjo. Ello se debe a que la lucha política se entabló inicialmente entre criollos, resentidos por muchos títulos, y los mandatarios delegados del gobierno español en América. Éstos se sentían . 20 En referencia a la gestación de este proceso, cfr. H.· Pietschman, "Nación e individuo en los debates politicos...", pp. 4-88. 21 Cfr. F. Suárez, Defensio Fidei..., pp. 89-90 (vi, 4). 22 Es preciso insistir en la mentalidad diversa que justifica el absolutismo de Luis XIV (1638-1715) frente al pensamiento hispánico, que sólo en el siglo XVIII se deja arrastrar por la mentalidad francesa. Ésta quería justificar el absolutismo por hallarlo fundado en el derecho divino de los reyes. El rey, por la gracia de Dios, recibía directamente de él su poder. De ahí se deducía que era absurda cualquier intervención del pueblo en la ostentación y en el uso·del supremo poder político. 23 Cfr. E. Rivera de Ventosa, "El agustinismo político en Suárez", pp. 107-120; L. Villoro, La revolución de independencia, y"Las corrientes ideológicas de la Independencia", pp. 171-172. 24 Cfr. Rivera deVentosa, "Colisión de ideas en el siglo xviii español. Con especial referencia a la política'', pp. 31-42. 46

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