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MiguelAnxo Peña González cristiano y, especialmente, católico que les había acompañado en la historia. Así se explican posiciones como las de Morelos, que no acepta la libertad de culto y que "en la Constitución de Chilpancingo, no contento con declarar la religión católica apostólica romana, religión única del Estado, niegue la ciudadanía al extranjero que no sea católico o al nacional que caiga en el 'crimen' de herejía o apostasía". 42 No se trataba de una renuncia a todo lo anterior, sino a una época considerada como decadente y próxima; por tanto, las reflexiones teológicas fueron un intento de respuesta coherente a esta realidad y a ese momento. En consecuencia, en la formulación de sus argumentos, la fuente principal y directa será la Escritura, iluminada a partir de los nuevos presupuestos ideológicos, filosóficos, culturales, sociales, políticos y económicos que conocían o habían leído en diversos contextos. No se puede olvidar que se trataba fundamentalmente de burguesías criollas, es decir, de grupos selectos y escogidos de la sociedad que marcarán también el camino al resto. Fue un momento oportuno para la política eclesiástica, más que para la Teología, por lo que no era extraño encontrar a eclesiásticos argumentando a partir del Derecho Canónico, mientras que los políticos lo hacían desde el mismo Evangelio y las argumentaciones teológico– morales, ya que la formación de los Seminarios seguía el esquema de repetición de los postulados escolásticos, con la línea casuística que ya hemos señalado. Situamos ahora, a modo de ejemplo, algunas figuras destacadas entre lo político y lo teológico, que pueden ofrecer luz acerca de nuestras intuiciones. Juan Pablo Viscardo y Guzmán nació en 1748. A sus 19 años, mientras era novicio jesuita, tuvo que interrumpir bruscamente su formación el día 7 de septiembre de 1767, cuando fue ejecutada la Pragmática de Carlos III. A los 33 años, en 1781, escribe conjuntamente con su hermano, en el exilio ambos, una carta al cónsul inglés de Livorno, quien valoró su importancia y la hizo llegar al Foreing Office. Presentaba en ella un plan de ayuda a su patria peruana, convulsionada por el levantamiento antihispano de Tupac Amaru. 43 Unos años más tarde, la Revolución francesa lo animó a fugarse de Italia a París. Allí escribió su Carta dirigida a los españoles americanos por uno de sus compatriotas, traducida al francés y al inglés con ayuda de Francisco de Miranda, quien se encargó, además, de su publicación y difusión, haciendo de ella uno de los agentes más eficaces de la sublevación contra España. 42 P. Leturia, Relaciones entre la Santa Sede eHispanoamerica. JI. Época de Bolívar, 1800-1835,, p. 69. 43 Cfr. M. Batllori, El abate Viscardo. Historia y mito de la intervención, pp. 37-40. 54

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