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88 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ sia, paso a paso, contribuyó significativamente a cambiar la situación social esta blecida y ayudó a extirpar esta lacra, pero disentimos de la manera de expresar lo, puesto que esa misma naciente Iglesia no era consciente de lo que estaba pro vocando, puesto que había una clara identificación con Jesucristo, basada en el bautismo, por lo que otros elementos quedaban claramente opacados. Pero el bautismo no confería la libertad, aunque en algunos casos así fuera. Esta postu ra se justifica, indirectamente, recurriendo al hecho de que la Iglesia nunca quiso un enfrentamiento violento, hecho que es objetivamente cierto, pero no el único. Efectivamente, el enfrentamiento ideológico contra toda una sociedad y un poder establecido era mucho más complicado de lo que se puede referir en un documento de este tipo. Analiza la visión de la Patrística, refiriéndose primeramente a San Juan Cri sóstomo, puesto que es uno de los autores que más abundantemente abordan el tema de la esclavitud. Seguidamente presenta toda la visión espiritual del Primer Milenio cristiano, donde esclavo es aquel que cae en pecado, y de aquí pasa a analizar las afirmaciones concretas de algunos autores. Evidentemente aquí la evolución ya se convierte en un discurso histórico en el que se van presentando diversos autores y, de manera progresiva, se entra ya en la visión peculiar de la Edad Media. Efectivamente aquí sí resulta más veraz la afirmación: “Aumentó la solicitud de la Iglesia en la defensa de los esclavos”9, puesto que así fue. Los datos están bien sopesados y no se abusa de ellos. Así, cuando refiere la alaban za que había hecho San Clemente, de aquellos que se habían hecho esclavos para liberar a otros hombres, no se recuerda que era una medida práctica utilizada con gran frecuencia, para poder manumitir a aquellos que se encontraban en situa ciones más terribles, hecho objetivo y auténtico, que da a la práctica un valor todavía mayor. Tampoco hace ningún tipo de referencia al papa Calixto que, antes de llegar a la sede de San Pedro fue esclavo, y había declarado valido el matrimonio entre libres y esclavos20, frente a la visión romana que entendía que se trataba de contubernium2’ y, por lo mismo, carente de derechos. Curiosamen te sí cita a Adriano 1, que logra que los esclavos puedan contraer matrimonio, frente a los intereses de sus amos. El paso siguiente nos lleva a la Edad Media, que es recorrida con ínfimas pinceladas. Sin embargo, sí aparecen los hito más significativos, ya que con las intervenciones de Alejandro III e Inocencio III se logra que ningún cristiano sea esclavizado. Tenemos que decir que aquí, se ha dado ya el paso a un nuevo con cepto, donde el mundo estará dividido entre cristianos y no cristianos. Es en este mundo donde surjen las figuras de los fundadores Juan de Mata y Pedro Nolas co, entregando su vida y sus órdenes a la causa de los cristianos esclavizados por 19 “Procedebant Eccesiae curae in patrocinio servorurn”: Ibídem, 553. 20 Cf. HIPOLITO, Philosophoumena 9, lis; 10, 27. 21 Cf. Dig. 40, 4, 59.

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