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86 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ comienza mostrando cómo el emperador del Brasil y su hija, asumiendo la voluntad popular, abolieron radicalmente la lacra de la esclavitud. Curiosamen te él atribuye esa voluntad popular al pueblo brasileño, aunque sabernos que eso no fue del todo cierto, puesto que creó un fuerte tumulto dentro de la sociedad brasileña, que enfrentará a la sociedad económica más pudiente contra el poder establecido, provocando como última consecuencia la caída del poder estableci do, del Imperio. La argumentación de la encíclica parte de la Escritura, como hace toda la tradición cristiana a lo largo de los siglos; partiendo del primer capítulo del Génesis, donde con toda claridad el hombre ha sido llamado a dominar sobre los seres irracionales, pero no sobre los iguales. De esta manera entronca con la con dena absoluta de la esclavitud, teniendo como base de orientación las dos líneas fundamentales que determinan al ser humano: la fe y la naturaleza. Así lo expre sa él: “Es de deplorar gravemente la esclavitud a que es sometida de muchos siglos una parte no pequeña de la familia humana, que yace en la sordidez y en las suciedades, contrariamente a cuanto al comienzo fue establecido por Dios y por la naturaleza”7. Esta postura está muy cercana al planteamiento de la Escue la de Salamanca, representada por Francisco de Vitoria cuando en su Relectio de Indis, comentando la situación de los indios que eran sometidos a la fuerza, con sidera que “el hombre es imagen de Dios por su naturaleza, esto es por las poten cias racionales”8, teniendo presente que el dominio se fundaba en el ser imagen de Dios9. De esta manera vemos que, León XIII no sólo asume una doctrina en su origen, sino que entra en toda la evolución y revisión del concepto, asumien do aquello que era más elaborado y que plasmaba mejor la visión eclesial. Con anterioridad, brevemente había mostrado también que esa esclavitud era fruto del pecado original, de la realidad negativa que acompaña al hombre, entendiendo él que “como frutos de árbol enfermo, derivaron de la culpa del pri mer padre”°. Reflexión también hecha por los autores de diversas épocas” y que va muy unida a la idea del derecho antiguo, donde los esclavos no son per sonas sino cosas, por lo que el derecho de gentes permite que unos se vean sorne- 7 “Graviter deplorandum videtur de setvitute, cui pars non exigua humanae familiae abhinc multis saeculis est obnoxia, in squalore iacens et sordibus, idque omnino contra quam a Deo et natura erat primitus institutum”: lo plurimis, 546. 8 FRANCISCO DE VITORIA, Relectio de Indis, 1, 1, 3, CSIC, Madrid 1985, 18. 9 Cf. lbidenz. 10 “Tamquam corruptae arboris fructus, ex culpa primi parentis profluxere”: lo plttrimis, 546. ti Cf. S. AGUSTIN, De Civitate Dei, 19, 15 (PL4I, 643; CC SL48, 313): “Prima ergo servitutis causa peccatum, ut homo condicionis vinculo subderetur”. En esta misma línea S. Isidoro, Sententiae, 111, 47 (PL 83, 717; CC SL 111,295): “Propter peccatum primi hominis humano generi poena divinitus illata est servi tutis, ita ut quibus aspicit non congruere libertatem, his misericordius irroget servitutem. Et licet peccatum humanae originis per baptismi gratiam cunctis fidelibus dimissum sit, tamen aequus Deus ideo discrevit hominibus vitam, alios servos constituens, alios dominos, ut licentia male agendi servorum potestate domi nantium restringatur”.
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