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LEÓN XIII. ABANDERADO DE LA LIBERTAD 85 esclavitud era abolida, el Estado debía indemnizar a los propietarios y la libera ción habría ser un camino lento, procesual y seguro. Con todo, el 28 de septiembre de 1871, se aprobaba la “Ley del vientre libre” por la cual, en oposición a la ley del vientre del derecho romano6, cual quier hijo de esclava nacido en el Brasil, a partir de aquella fecha, era automáti camente libre. Esta estrategia de los conservadores, aseguraba que la liberación no se hiciese rápidamente, sino de manera muy pausada. Al mismo tiempo, la práctica más frecuente fue la alteración de la fecha de nacimiento, con lo que se evitaba el tener que manumitir. En el año 1884 la campaña abolicionista liberal vuelve a tomar relevancia y, un año más tarde, se promulga la liberación de todos los esclavos mayores de 60 años así como una serie de normas para la progresi va liberación de todos los cautivos, amén de la debida indemnización. Lejos de lograr los efectos deseados, dicha normativa provocó que los amos de esclavos se pudiesen liberar de aquellos que ya no producían, de lo que se obtuvo el efec to contrario al que teóricamente se pretendía. El 13 de mayo de 1888, la princesa Isabel, 9ue en ausencia de D. Pedro II había asumido la regencia, promulgaba la Ley Aurea, por la que la esclavitud quedaba abolida de todo el Imperio, sin que hubiese ninguna compensación para los amos de esclavos. José António Saraiva Cotejipe, al ir a besar la mano de la princesa antes de firmar la ley, le expresó aquellas palabras que pueden inter pretarse como proféticas: “Vossa Alteza redimiu urna raça, mas acaba de perder o trono”. Abolida la esclavitud, la barbarie tomó un nuevo cariz y, en esta ocasión, fue haciendo desaparecer todos los documentos referentes a la servidumbre en el país. Así entre 1890-1891, a modo de auto de fe, fueron quemados todos los documentos que hacían referencia a la esclavitud. La medida se enmascaró diciendo que se hacía para borrar todo resquicio de esclavitud, pero estaba envuelto en un evidente y malsano cinismo. Pocos días después de firmar la carta, el 24 de mayo de 1888, León XIII de manera anecdótica recibía en audiencia a una docena de libertos negros y otra de una tribu de conversos. El gesto material suponía lo mismo que rubricar públi camente su postura ante este tipo de prácticas. 1.2. Contenido de la encíclica Analizando dicha encíclica nos encontramos una doctrina en perfecta con tinuidad con la postura de la Iglesia a lo largo de los siglos. El papa Pecci 6 La ley del vientre del Derecho romano, afirmaba que aquel que nacía de una madre esclava era esclavo. Cf. Dig. 1, 5, 5, 3. Por otra parte, conviene recordar cómo estas normas llevaban intrínsecas ciertas dificultades, puesto que el derecho civil estaba reservado para aquellos que eran romanos, por lo que solía existir la disputa acerca de si el esclavo era el padre o la madre.
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