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94 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ erradicada la esclavitud33, entendiendo además que es una tarea que le corres ponde por su papel de sucesor de Pedro, ya que “la Iglesia ha cogido en sus manos la causa olvidada de la esclavitud, siendo la garante de la libertad, si bien, como requerían las circunstancias y tiempos concretos, se empeñó gradualmen te y con moderación en su objetivo”34. De esta manera, la moderación y pru dencia requerida en otros momentos, se convierte ahora en una limitación para la liberación, puesto que la sociedad ya ha recorrido el camino necesario para la manumisión de todos los hombres. Para ello cita a todos sus antecesores en el pontificado que, a partir de Gregorio Magno, tuvieron algún tipo de intervención sobre este asunto, cuidando de que la esclavitud fuera progresivamente erradi cada. Después de recordar el acontecimiento gozoso de Brasil de 1888, se detie ne ahora a detallar la realidad existente en Africa: “Es cosa dolorosa y horroro sa constatar, como hemos sabido de informaciones veraces, que casi cuatrocien tos mil africanos, sin distinción de edad y sexo, son secuestrados por la fuerza cada año de sus pobres aldeas, de las que, atados con cadenas y golpeados con palos durante el largo viaje, son llevados a los mercados, donde, como bestias, son expuestos y vendidos”35. Esta triste y dolorosa experiencia es la que lleva a ofrecer toda su atención, que no es otra que ir “en ayuda de aquellos infelices y de buscar alivio a su desventura”36. Para ello considera necesario el apoyo de todos, a los que es necesario convocar y reunir bajo la bandera de la libertad. De esta manera se justifica el envío del cardenal Carlos Marcial Lavigrie por las principales ciudades de Europa, para que se conozca “la infamia de este vergon zoso mercado y pata inducir a los príncipes y a los ciudadanos a buscar el soco rro de aquellas infelices gentes”37. Quizás lo más significativo del hecho, no sea la legación, sino los fines de la misma, puesto que ésta va dirigida a todos los ciudadanos, y no sólo a sus representantes legítimos, haciendo una implicación mayor de toda la sociedad. Está convencido que con la ayuda de todos será posible erradicar el comercio humano. Así había quedado más o menos claro en los congresos de Bruselas y París, en donde se había abordado el tema. 33 Cf. Catholicae Ecclesiae, 257. 34 “Suscepit neglectarn servomm causarn ac strenua vindex libertatis extitit, etsi, prout res et tempora ferebant, sensim rem gereret ac tetnperate”: Ibidem. 35 “Miserum sane et horrendum memoratu est, quod certis nunciis accepimus, fere quadrigenta Afro rum muja, nullo aetatis ac sexus discrimine, quotannis abripi per vim e rusticis pagis, unde catenis vincti ac caesi verberibus longo itinere trahuntur ad fora, ubi pecundum instar promercalium exhibentur ac veneunt”: Catholica Ecclesiae, 258. 36 Ibidem. 37 “Ut mercatus huius turpisimi ignominiam ostenderet, et Principum civiumque animos ad opem ferendam aerumnosae genti inclinaret”: Ibidem.
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