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alma. Platón critica la poesía épica y la tragedia griega, semejante a la de los libros de los sofistas. Platón anticipa en el Fedro la metáfo- ra del libro del alma, que trata en diálogos posteriores, como el Teeteto y el Filebo. Un libro interior. Semejante a una tablilla de cera, a una pajarera o a un espejo líquido, en el que los signos silencio- sos de la escritura platónica se transforman en una pintura que habla, en voz viva y fluida, gracias a la atenta escucha de su música calla- da que encierra los diálogos platónicos, que adquieren verdadero sentido en la reflexión que suscitan en la mente del lector. Vicente Muñiz Rodríguez, OFMCap., Prof. del Instituto Teológico San Esteban, Salamanca, hace una elucidación en torno a lo que constituye lo esencial de toda obra de arte, especialmente la perteneciente a la literatura: ser ente de ficción . Objeto de su estudio son el significado, la referencia y el sentido de tales entes . Y, por últi- mo, el lenguaje y habla que se utiliza en el discurso de la concien- cia creadora y la de los protagonistas, entes de ficción en la actividad literaria. Modesto Berciano, Prof. Emérito de la Universidad de Oviedo, se pregunta sobre si es posible hablar en Heidegger de kairós en el sentido en que lo usaron los griegos o los autores neotestamentarios. Según el autor, Heidegger no dice casi nada del kairós. Lo menciona en algunos comentarios a escritos de san Pablo. Pero en estos casos, kairós tiene un significado muy pobre en relación con el mismo Pablo y otros autores del NT También lo menciona como tiempo humano del Dasein. Pero lo hace en un sentido ontológico y abs- tracto. En Ser y Tiempo hay una serie de conceptos que tendrían rela- ción con el de kairós . Pero también aquí el contexto es del todo ontológico y diferente del de los griegos. Y el contexto del Ereignis es igualmente ontológico y del todo extraño a lo que en la tradición se ha entendido por kairós . Luis Andrés Marcos, Prof. de la Universidad Pontificia de Salamanca, hace una lectura atenta del significado de la piedad en la Historia de la Filosofía. En su estudio, pretende situarla en un con- texto cognitivo más profundo: como necesaria para el acceso a rea- lidades desconocidas, ampliando así tanto los límites de la realidad como los del conocer, a la vez que promueve un logos que va más allá de la conciencia en dirección al sentir. En ella se manifiesta un sujeto que, antes de conocer, siente, En este sentir, negocio de la pie- 8 LAS RAZONES DEL CORAZÓN

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