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naturales (elementos, complexiones, humores, miembros, virtudes y operaciones), pero no la séptima de todos los catálogos medievales, los espíritus. La misma ausencia de los espíritus se encuentra en otro sumario alejandrino (Brit. Ms. Cod. add. 23407, fol. 2v), así como en un comentario de Paladio (siglo VI) y otro de Teófilo (probable- mente del siglo VII). Sin embargo, en la Isagoge de Ioannitius apa- recen ya los espíritus como séptimo capítulo de la fisiología: Res vero naturales sunt septem: elementa, commixtiones, compositiones, membra, virtutes, operationes, spiritus . En mi opinión, este texto es alejandrino, y en su primera versión fue compuesto en el siglo VII. A partir de esa fecha la tradición galénico-alejandrina, es decir, la tra- dición de «los médicos» va a defender la doctrina de los tres espíri- tus: el natural en el hígado, el vital en el corazón y el animal en el cerebro. Como escribió Alfredo Anglico: Tres autem in animali cor- pore spiritus esse medicorum scola testatur ( De motu cordis 10, 9). EL CORAZÓN EN LA MEDICINA MEDIEVAL Discípulos decididos de Galeno, los médicos medievales fueron durante muchos siglos cerebrocéntricos convencidos. El cardiocen- trismo quedó reducido a pura anécdota. Sólo cuando empiezan a conocerse bien las doctrinas aristotélicas, adquiere nuevo auge. Esto sucede relativamente pronto en el mundo árabe, pero muy tarde en el europeo latino. La critica a Galeno desde Aristóteles se inicia en la medicina árabe ya en el siglo VII y culmina en el siglo XII con la obra de Averroes. En la Europa occidental, por el contrario, la reno- vación no comienza hasta bien entrado el siglo XII. El estado de la polémica del cardiocentrismo en la medicina árabe del siglo X podemos estudiarlo en la obra de Avicena, médi- co a la vez que filósofo, y por ello mismo seguidor de Galeno pero también de Aristóteles. Esto le hizo vivir de un modo casi dramático la oposición de sus dos maestros en el tema del corazón, y le obli- ga a buscar una solución de compromiso. He aquí, primero, su des- cripción del problema: «Respecto al corazón, hay mucho desacuerdo entre filósofos y médicos. El gran Filósofo dijo que el corazón es un miembro que da y no recibe; que es la raíz última de todas las facul- tades y da las facultades de nutrición, vida, aprehensión y movi- LAS RAZONES DEL CORAZÓN 39

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