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104 PABLO GARCIA CASTILLO problema y después de haber intimado con él, de repente, como la luz que salta de la chispa, surge la verdad en el alma y crece ya espontáneamente» 59 . A pesar de su crítica de la escritura, como un pobre remedio a la memoria, que sólo ayuda a recordar, como una pintura silencio- sa, al que ya atesora el saber en el alma y, aunque los «jardines de letras» son poco más que un entretenimiento y un medio de recor- dar los momentos felices, cuando el hombre llegue a la edad del olvido, Platón nos ha dejado en la escritura de sus diálogos el mejor cauce para hacernos llegar esa semilla inmortal que encierra su obra. Una pintura que habla, unas palabras con fundamento, unos textos que siguen siendo la mejor compañía para la emprender la segunda navegación, la travesía hacia el conocimiento de nosotros mismos para escribir con arte las paginas del libro del alma. Eso parecen decir sus palabras sobre el valor de sus propios escritos: «Mucho más excelente es ocuparse con seriedad de esas cosas, cuando alguien, haciendo uso de la dialéctica y buscando un alma adecuada, planta y siembra palabras con fundamento, capaces de ayudarse a sí mismas y a quienes las plantan, y que no son esté- riles, sino portadoras de simientes de las que surgen otras palabras que, en otros caracteres, son canales por donde se transmite, en todo tiempo, esa semilla inmortal, que da felicidad al que la posee en el grado más alto posible para el hombre» 60 . P ABLO G ARCÍA C ASTILLO Universidad de Salamanca 59 P LATÓN , Carta VII , 341 c. 60 P LATÓN , Fedro , 276 e-277 a.
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