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117 6.3. Profetisas y diaconisas El profetismo femenino adquirirá cierto relieve en algunas sedes rigoristas, al margen de la Iglesia general y, por lo mismo, en entornos heréticos. Especialmente en el montanismo primitivo y en su progresiva evolución. Este desarrollo de unas posiciones sectarias influyó, de manera determinante, en los ministerios femeninos, limitando sus prerrogativas y las funciones desempeñadas por mujeres en las diversas comunidades. Más complejo resulta abordar el papel del diaconado femenino. Los especialistas suelen comenzar por preguntarse si se trata de una institu- ción oficial así como el tipo de relación que mantenía con la jerarquía, sin descuidar la pregunta acerca de cuáles eran sus atribuciones. La respuesta no es fácil, pero es preciso tener estas claves como contexto general. Hasta nosotros han llegado noticias de un diaconado organizado en Oriente. Los siglos III y IV marcan el punto álgido de su actuación, apareciendo como un institución fuerte en Oriente. La Didaskalia habla de las diaconisas, asignando a las mismas un papel subordinado a los obispos, presbíteros y diáconos 67 . No desempeñaban funciones jerár- quicas, sino que desarrollaban atribuciones y competencias de servicio, especialmente en orden a la organización y asistencia de las comunida- des 68 . Es cierto que, a este respecto, ha existido una gran polémica en la que aparecen, fundamentalmente, los trabajos de Pietro Sarci, quien veía una gran diversidad en el ministerio femenino, que no se quedaría exclu- sivamente –teniendo en cuenta la región y la época–, en la unción pre y posbautismal a las mujeres adultas, la acogida después del bautismo, la catequesis prebautismal, la atención pastoral a las mujeres enfermas, la preparación de la difunta en la sepultura, la custodia de las puertas del templo, el cuidado para el buen desarrollo de la asamblea litúrgica, el cuidado del culto en general, así como la oración por la Iglesia. Con todo, la institución comienza a decaer cuando los bautismos de adultos se hacen menos frecuentes. A estas funciones, Sorci añadiría también la presidencia de la oración litúrgica, la proclamación del Evangelio en las 67 Cf. Didaskalia apostolorum , 3,12,1-4 (BDP 82,138-139). 68 Ejemplo peculiar es la diaconisa Olimpias, amiga de san Juan Crisóstomo, cf. MA- LINGREY, Anne-Marie. Lettres á Olympias. Vie anonyme d’Olympias . Paris: 1968 2 , (SC 13).
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