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113 común, en la que se ponía el acento en atender y complacer al marido, cuidar a los hijos, así como gobernar la casa y la servidumbre… 53 . Los Padres proyectan una nueva comprensión del matrimonio, que pronto se convertirá en característica propia de los cristianos. El acento se pone en la condivisión y colaboración recíproca de los esposos, tanto en lo material como en lo espiritual, frente a la tradicional sumisión de la mujer al marido 54 . De manera concreta, Tertuliano afirma que entre los cónyuges cristianos “no existe ninguna discriminación del espíritu y de la carne”, porque “verdaderamente éstos son ‘dos en una sola carne’” 55 . La idea resulta especialmente hermosa, puesto que pone en estrecha relación la vida cotidiana con la espiritualidad, sin entenderlo como dos realidades diversas, sino como dos elementos perfectamente imbricados y capaces de configurar la vida cristiana 56 . Para Clemente de Alejandría, el matrimonio entre dos cristianos se ha de distinguir por el hecho de que la unión no es simplemente física, sino que implica “una concordia conforme a la razón” 57 . Así, desde una argumentación neoplatónica aparece también reflejada esa vinculación espiritual que se da entre los cónyuges 58 . Orígenes, por su parte, resulta también peculiarmente expresivo y su comentario sigue resultando un revulsivo ante muchos comportamientos sociales enquistados, conside- rando que el hombre no ha de creer que es superior a la mujer en las 53 Es el modelo que aparece presente en la Didaskalia apostolorum , 1,8,1-2 (BDP 82,37-38). 54 Cf. S. JUAN CRISÓSTOMO. De non iterando conjugio , 2 (PG 48,611-612). 55 Cf. TERTULIANO. Ad uxorem , 2,8,7-8 (SC 273,148). 56 Acerca del pensamiento Tertuliano, cf. UGLIONE, Renato. Tertulliano. Le uniche nozze . Torino: 1993. 57 S. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA. Stromata , 2,143,1 [ Stromata II-III , MERINO RODRÍGUEZ, Manuel (ed.). Madrid, 1998 (FP 10,307)]. El texto continúa de una manera su- mamente expresiva: “por eso recomienda a las mujeres no adornarse el cuerpo, sino el interior; ordena a los maridos a no tratar a las esposas como amantes, proponiéndose como finalidad el desenfreno de la lujuria de sus propios cuerpos, sino conservar el matrimonio como una ayuda para toda la vida y como el mejor ejercicio de la templanza”. 58 En relación con las aportaciones de Clemente y Orígenes, cf. MERINO RODRÍGUEZ, Manuel. “La feminidad en la escuela de Alejandría”. En RAMOS-LISSÓN, Domingo - VILA- DRICH BATALLER, Pedro Juan - ESCRIVÁ IVARS, Javier (eds.). Masculinidad y feminidad en la Patrística . Pamplona: 1989, pp. 25-61.

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