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101 fraterna y privada, para no dañar la fama de un miembro de la Iglesia. Precisamente por ello su propuesta es que se haga uso de la vía de la persuasión de manera paciente, pero con una espera atenta y vigilante, al modo de Dios 32 . Pero, no se puede olvidar tampoco que, el magisterio de los laicos se ha de extender también a los herejes y paganos. El principio que él defiende es que se han de condenar las herejías, pero perdonando al mismo tiempo a los hombres y orando por ellos, para que se salven 33 . También en esta ocasión considera como una de las herramientas más efectivas, el propio testimonio de vida, puesto que también los paganos buscan la bondad en las acciones. En este sentido, respecto al pagano considera que primero se ha de trabar una relación en la que se llegue a desarrollar una amistad, en la que no se hable de la religión y, una vez que se halla consolidado y fortalecido, se podrá abordar el tema de la fe, pero siempre con prudencia y poco a poco 34 . El cristiano, en fuerza de la unción bautismal, puede colaborar a la liberación individual, comunitaria y cósmica, puesto que la victoria de Cristo actúa. La liberación del pecado y de la muerte presupone la supe- ración del dominio de la ignorancia, de la injusticia y de cualquier forma de ideología. El laico, desde su ámbito peculiar de vida, puede ejercitar también la función real. Así, con el baño de regeneración, que aporta los dones y carismas divinos, el cristiano es habilitado para irradiar en el mundo la fuerza liberadora de la resurrección: actuando su función real en sí mismo y en el mundo. Como ya hemos indicado, la espiritualidad de san Juan Crisóstomo refiere esencialmente a la unidad en el Cuerpo de Cristo. Así, como un cuerpo donde todo está conectado en la Iglesia, quien es superior, recibe beneficio también de quien es inferior. Se entiende, por tanto, que la autoridad comporta mayor responsabilidad hacia los fieles que un simple reconocimiento u honor 35 . 32 Cf. ID. Ad populum Antioch e num , hom. 16,6 (PG 49,172). 33 Acerca de este tema, cf. PASQUATO, Ottorino. “Eretici e cattolici ad Antiochia in Giovanni Crisostomo”. Augustinianum 25 (1958), pp. 833-852. 34 Cf. S. JUAN CRISÓSTOMO. In epistolam ad Colossenses , hom. 2,5-6 (PG 62,315- 317). 35 Cf. ID. In epistolae II ad Corinthios , hom. 18,3 (PG 61,527).
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