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287 hará que aquellos que ocupaban el centro de la escena intelectual, de manera progresiva sean llevados a la periferia del pensamiento y del reconocimiento social, lo que generará fuertes tensiones. 14 En este sentido, los dominicos se seguirán considerando como los únicos intérpretes válidos de la Suma , por lo que, frente a las nuevas posturas, harán una lectura cada vez más rigorista en la aplicación de dicha doctrina. Si hasta aquel momento al Aquinate se llegaba especialmente a partir de la edición de Tomás de Vío, en ese afán defensivo, se volverá directamente al Doctor Angélico, pero usándolo ahora desde una interpretación eminentemente especulativa. Este cambio de preocupación y de intereses, donde la visión humanístico-práctica queda fundamentalmente aparcada, supone abiertamente la vuelta a las escuelas propias y de Órdenes, donde maestros y colegiales harán frente común. Pero no se puede olvidar que el conflicto es múltiple. Precisamente por ello, si autores como Francisco de Vitoria no se habían preocupado de la publicación de sus escritos, por lo que dicha tarea sólo había llegado a término con la publi- cación de sus relecciones por la dedicación y laboriosidad de Domingo de Soto, ahora todos las instituciones querrán asegurar que sus manuscritos llegan a las prensas y son difundidas más allá de su lugar de origen. Lo más significativo es que tendrán plena conciencia de lo que esto supone, por lo que entrarán pronto en fuerte competencia entre ellos, también acerca de este particular. 15 No se puede tampoco negar que la impresión de las obras tenía también como consecuencia la pérdida de espontaneidad y libertad, respecto a las con- clusiones a las que habían llegado los primeros maestros, mostrándose progre- dominicos y agustinos, ahora comenzarán a disentir, y cada uno comprenderá el tomismo en diá- logo o a partir de la interpretación de aquellos autores clásicos de su propia institución. 14 Por lo mismo, serán acusados frecuentemente de desdeñar las enseñanzas de Tomás de Aquino. En este sentido, recuérdese las animadversiones y palabras que, el mismo Melchor Cano, dirige a los jesuitas. Cfr. Thomas O’Reilly, «Melchor Cano and the Spirituality of St. Ignatius Loyola», en Ignacio de Loyola y su tiempo. Congreso Internacional de Historia (Deusto, 9 - 13 de septiem- bre de 1991 ) , Mensajero, Bilbao, 1992 , pp. 369 - 379 ; Cándido Pozo, «Melchor Cano», en Dic- cionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-temático , dirs. Charles E. O’Neill-Joaquín Mª. Domínguez, Universidad Pontificia Comillas-Institutum Historicum S.I., Madrid-Roma 2001 , I, pp. 636 - 637 ; Doris Moreno Martínez, «Las sombras de la Compañía de Jesús en la España Moderna, siglos xvi-xvii », en La Compañía de Jesús y su proyección mediática en el mundo hispánico durante la Edad Moderna , ed. José Luis Betrán, Sílex, Madrid, 2010 , pp. 77 - 113 . 15 En este sentido, José Luis Betrán afirma: «hoy comenzamos a conocer y a valorar en su justa medida la estrecha relación entre el mundo religioso católico y el de la imprenta no solo como medio de polemización con la publicística protestante o para fijar un canon católico de las Sagradas Escritu- ras o de las obras de los Santos Padres, cosa que continuamente se hizo, sino también como forma de propaganda masiva». José Luis Betrán, «El bonete y la pluma: la producción impresa de los autores jesuitas españoles durante los siglos xvi y xvii », en La Compañía de Jesús y su proyección mediática , p. 25 . la «escuela de salamanca» y el pensamiento independentista

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