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285 que permitía a los estudiantes contar con una síntesis de las ideas fundamen- tales expuestas por el maestro y que, además, con el paso del tiempo permitirá ir creando escuela o escuelas de interpretación, donde los comentarios de los maestros se iban superponiendo y completando entre sí. 8 La práctica, incluso, tenía su beneficio para los docentes, que contaban con un respaldo seguro desde el cual vincular sus lecciones, comentarios e interpretaciones. Por lo mismo, se trataba de una aportación fundamentalmente de taller, frente a una lectura personal de un maestro concreto. Precisamente por esta manera peculiar de construir, el pensamiento que surge en Salamanca a partir de la llegada de Francisco de Vitoria a la cátedra de Prima de Teología ( 1526 ), está –en un primer momento– caracterizada por ese humanismo libre, más allá de las clásicas lecturas de Escuela. Es cierto que se sigue al Aquinate, pero esto no obsta para que se puedan utilizar también autores opuestos a su pensamiento general. Es el caso del mismo Duns Escoto, puesto que los maestros eran capaces de reconocer que otros autores o escue- las eran susceptibles de enriquecer el discurso, respondiendo así a los fines planteados en referencia a algún tema concreto. Era una aplicación amplia del axioma clásico: «Amicus Socrates, amicus Plato, sed magis amica veritas». 9 El mismo Vitoria insistirá en la necesidad de hacer valer la verdad por encima de las escuelas, algo que era impensable en décadas anteriores y que, desgraciada- mente, lo será también en un futuro relativamente próximo. 10 Por tanto, característica peculiar del pensamiento de este momento es esa libertad para utilizar todas las herramientas que tienen a su alcance, ofreciendo unos resultados sorprendentes, puesto que es en la interdisciplinariedad y en la conjunción de fuerzas donde los autores de la «Escuela de Salamanca» se muestran más creativos. Por lo mismo, si hemos de identificar la aportación de Vitoria, ésta será la interpretación libre y personal –humanista– que va pergeñando a lo largo de sus lecciones. 11 Precisamente por ello la importan- 8 Este detalle, que tradicionalmente ha sido visto como muy positivo, tenía también una parte negativa, frente a lo que había sido el modo tradicional de proceder de la Universidad hasta aquel momento. Cfr. M.A. Pena González, «La Universidad de Salamanca y el control de la Teología a través de la Summa (siglos xvi-xvii )», Salmanticensis , LVII: 1 ( 2010 ), pp. 53 9 Esta sensibilidad la encontramos en autores y escuelas tan diversas como las abanderadas por Alfonso de Castro o Francisco de Vitoria. 10 Cfr. Francisco de Vitoria, Comentarios a la Secunda secundae de Santo Tomás. IV. De iustitia (qq. 67 - 88 ) , ed. Vicente Beltrán de Heredia, Salamanca, 1934 , [q. 69 , art. 2 , §. 12 ], pp. 34 - 35 . 11 No cabe duda que esto lo pondrá especialmente de manifiesto por medio de sus Relecciones . Piénsese, por ejemplo, en la De Potestate civili y la reacción que provocó en el propio Carlos V. O, en el día a día de sus lecciones, atacando los abusos de los poderosos. Sirva como ejemplo estas palabras que dirige a los obispos. «Profecto putant modo praelati hujus temporis quod postquam la «escuela de salamanca» y el pensamiento independentista
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