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El Mundo Iberoamericano antes y después de las Independencias – 372 – de Cádiz (1812) 7 . Por su parte, los americanos fueron especialmente significativos por su amplia variedad y número 8 . Lo más lógico era que, los primeros levantamientos, como consecuencia de las abdicaciones de Bayona y las actitudes sostenidas por Napoleón y sus huestes casen su justificación y amparo, en el pensamiento que les era propio y clásico. Recurrirán a la argumentación clásica, puesto que era más factible de ser aceptada socialmente, ya que permeaba en los diversos entornos culturales e institucionales del Antiguo Régimen. La argumentación ilustrado-revolucionaria decía referencia directa al invasor francés, que se veían como la representación viva del demonio, por lo que más allá de suscitar adeptos, en este primer momento, lo que genera es un amplio rechazo social. Por otra parte, parece plausible que esta argumentación, de manera natural, refería a plantea- mientos hechos trescientos años antes por figuras de la talla intelectual de Francisco de Vitoria o Francisco Suárez. Eran, precisamente ellos, los que después de la abdicación del Rey, encontraban argumentos para afirmar que la soberanía había vuelto al pueblo, al no contar el monarca con un sucesor legítimo. El problema era más complejo, desde el mismo momento, en que se tomaba conciencia, que aquel que se había oficialmente propugnado como aliado ahora los invadía por la fuerza, al tiempo que oprimía los derechos propios de la Corona española. Por una parte, el absolutismo borbónico había ido debilitando la clásica conciencia de contrato que habían mantenido las diversas ins- tituciones, pero que habían sido sustituidas por un absolutismo férreo y tiránico. Por lo mismo, la respuesta surgirá desde la vehemencia hispana, que respondía violentamente saliendo a la calle, en defensa del “Deseado”. Diversas figuras, tanto en la Península como en América, se alzan contra el tirano invasor desde una manifiesta actitud de patriotismo y defensa de lo propio. Ese espíritu refería a unos valores comunes clásicos defendidos y respetados por todos. Serán éstos los que aglutinen y convoquen un sentimiento de exaltación general en la sociedad, que tendrá distintas concreciones a ambos lados del Atlántico. Dicho sentimiento miraba principalmente a tres aspectos 7 Cf. M. A. Ruiz de Azúa, Catecismos políticos españoles arreglados a las Constituciones del siglo XIX , Madrid, Comunidad de Madrid, 1989. 8 Tomamos, a modo de ejemplo, una de las preguntas del escrito por el vicario y juez eclesiástico de Mompox: “P. ¿Y por qué América no ha recobrado su libertad hasta ahora, aprovechándose de la oportunidad de ver invadida España por Bonaparte? ¿No le será vituperable haberla desamparado en circunstancias tan críticas? || R. En cuanto a lo primero, porque la fuerza nos había tenido oprimidos, porque la ignorancia en que los pueblos han sido mantenidos acerca de sus derechos habría hecho ver como un delito lo que en sí era una virtud, y porque últimamente la abdicación de Carlos IV, la renuncia de su hijo Fernando en Bonaparte, su prisión y detención en Francia han roto y disuelto de una vez para siempre los vínculos con que parecíamos estar legados aunque injusta e ilegítimamente. Y en cuanto a lo segundo, porque decidida por España la disolución del pacto social anterior, declarada la soberanía en revisión al pueblo como a quien sólo corresponde, organizando un gobierno por el voto de sus representantes, y proclamada solemnemente la integridad de América en el todo de la Monarquía, considerada como un pueblo entero constitutivo de la nación, ha sido vejada en la representación, oprimida en la manera de gobierno, insultada en sus reclamaciones, tratada como rebelde e insurgente y convertida en un teatro sangriento de muerte y desolación”. J. Fernández de Sotomayor, “ Catecismo o Instrucción popular , Cartagena de Indias, C. Manuel González Pujol, 1814”, en R. Sagredo Baeza (ed.), De la Colonia a la República. Los catecismos políticos americanos, 1811-1827 , Madrid, Fundación Mapfre-Doce Calles, 2009, 127-128.

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