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La ideología de las independencias – 393 – La intuición más sagaz de Breña, a nuestro parecer, es la propuesta de un revisión del lenguaje 70 y la comprensión de éste en el período que va de 1808 a 1814. Los términos por él propuestos son los de “tradición” y “reforma”, que recupera desde la historia del pensamiento político. Para este autor el primer liberalismo español supuso: Una amalgama de doctrinas y normas políticas que, al socaire de la invasión napoleónica, fueron recuperadas y/o repensadas por un reducido grupo de eclesiásticos, abogados, funcio- narios y algunos nobles, quienes, decididos a terminar con el marasmo político-institucional que había caracterizado a la última etapa del reinado de Carlos IV, elaboraron e iniciaron la puesta en práctica (con las enormes limitaciones que la precaria situación del momento imponía) de una serie de disposiciones jurídicas que significaban una transformación radical de la política y de la sociedad españolas. En el ámbito político, estas disposiciones incluían la limitación del poder real a través de unas cortes elegidas mediante elecciones de índole democrática… El radicalismo de la transformación mencionada no implicaba, sin embargo, la ausencia de elementos netamente tradicionales en aspectos de tanta trascendencia como la libertad religiosa 71 . De esta manera, se pone en evidencia que todos los elementos y acontecimientos que entran en juego aportan algo a la orquestación de hechos que se suceden en estos años. Ya usemos los términos de absolutismo (referido a los peninsulares) y el de liberalismo (a los americanos), como conceptos clásicos o los de tradicionalismo y reformismo, lo que queda especialmente patente es el hecho de que, en la etapa comprendida entre 1808 y 1814, no se dan posturas ideológicas extremas en el conjunto de la sociedad. Cuando esto sucede, se refiere a individuos, de manera personal, sin reflejar el sentir social. Pero, además, no olvidemos, estas posturas no son sólo defendidas por parte de los insurgen- tes, sino que también las encontramos en los regalistas. Por tanto, muy contra lo que pudiera parecer, o lo que hemos sostenido en algunos trabajos anteriores, hoy creemos afirmar que el pensamiento de la “Escuela de Salamanca” fue realmente importante para los movimientos insurgentes e independentistas, pero no porque fuera más coherente o más eficaz, sino porque era el que habían asimilado culturalmente y, por lo mismo, más fácil de proponer y usar ante el cuerpo social. Por lo mismo, si el contexto social hubiera propiciado que el pensamiento preponderante no fuera el de Suárez y Mariana, seguramente, éste hubiera estado también presente, aunque con menor incidencia. Por otra parte, no se puede ser ingenuo y, el proceso de independencia que tiene lugar en toda la América española, es suficientemente grande como para que tenga una diversidad significativa de soluciones y resultados concretos. 70 Este autor afirma concretamente: “la fórmula absolutismo versus liberalismo nos parece insuficiente para enten- der las relaciones entre el primer liberalismo español y la emancipación americana”. R. Breña, El primer libe- ralismo español y los procesos de emancipación de América, 1808-1824. Una revisión historiográfica del liberalismo hispánico , México, El Colegio de México, 2006, 26. 71 Ibid ., 30-31.

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