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El Mundo Iberoamericano antes y después de las Independencias – 392 – de Vitoria, Martín de Azpilcueta, Fernando Vázquez de Menchaca o Juan de Mariana y tantos otros teólogos y juristas formados entre Salamanca y América, transmisores aten- tos de aquello que era una línea de pensamiento asumida por la gran mayoría, aplicando diversos matices en el discurso 68 . Se podría sostener que en cuanto a su argumentación, los ideólogos de las independen- cias utilizaron la doctrina que más les servía en el momento oportuno, ya fuera de manera consciente o inconsciente, entendiendo que el factor ideológico fue uno de los principales ingredientes de las revoluciones. En esta línea, Villoro llegaría a afirmar que: Abandonado el terreno de la simple especulación, el criollo se ilusiona por un momen- to con la posibilidad de injertar su actividad en el desarrollo político de la sociedad. No aspira, por lo pronto, más que a una reforma de escasa importancia; pero si tiene éxito, habrá logrado mucho más que eso: habrá transformado el orden social, de una estructura rígida dominada por la burocracia, en una realidad susceptible de ser moldeada conforme al empeño de su voluntad creadora. Y una vez introducida la voluntad de cambio ¿será posible, acaso, detenerse? 69 . Así, lo más tradicional y novedoso van estrechamente de la mano, por lo que no resultará fácil hacer una línea que marque hasta dónde llega el pensamiento hispáni- co y dónde comenzarían otros como los promovidos por la Revolución Francesa o la Independencia de los Estados Unidos. Por lo mismo, los bicentenarios deberían ser aprovechados para buscar nuevas lecturas, que fueran capaces de ofrecer luz desde la realidad de los hechos, al tiempo que ofrece un lenguaje capaz de vincular los diversos y contradictorios elementos que entran en juego. Es necesario insistir, una vez más, que nos encontramos en el uso de instituciones del Antiguo Régimen, al tiempo de las que corresponden a la nueva sociedad y repúblicas que se comienzan a construir. Precisamente por ello, una solución válida nos parece la propuesta que, en las últi- mas décadas han sostenidos los trabajos de François Xavier Guerra y Roberto Breña. 68 A este respecto, como acercamiento, puede verse: B. Fernández Medina, “Sobre Vitoria y sus doctrinas en la independencia de América”, en Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria 1 (1927-1928) 245-359; E. de Gandía, Francisco de Vitoria y el Nuevo Mundo. El problema teológico y jurídico del hombre americano y de la independencia de América , Buenos Aires, Ekin, 1952; L. Pereña, Misión de España en América. 1540-1560 , Madrid, csic, 1956; O. C. Stoetzer, The Scholastic Roots of the Spanish American Revolution , New York, Ford- ham University Press, 1979; J. L. Mirete Navarro, “La filosofía española de los siglos XVI y XVII y el proceso emancipador hispanoamericano: La figura de Francisco Suárez”, en Anuario de Filosofía del Derecho 3 (1986) 469-478; L. Gómez Rivas, “La Escuela de Salamanca y el pensamiento escolástico hispano-americano en el siglo XVII: contenido e influencias sobre los procesos independentistas posteriores”, en F. J. Aranda Pérez (coord.), La declinación de la Monarquía hispánica en el siglo XVII. VII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna , t. I, Cuenca, Universidad de Castilla La Mancha, 2004, 929-940; E. Van Young, La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821 , México, fce, 2006, 806-807. 69 L. Villoro, El proceso ideológico de la revolución de independencia , México, unam, 1986, 46. Estas tesis de Villoro se harán visibles para el gran público, a través del historiador mexicano Enrique Florescano, que glosará al filósofo cuando se refiere al origen y fundamento de una historia nacional. Cf. E. Florescano, Memoria mexicana , México, Taurus, 2001, 539-542.
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