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LA CONSOLIDACIóN DE LA TEOLOGíA EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA DEL CUATROCIENTOS 131 christiana , sino que tenía también unos intereses particulares maniiestos, que se concretaban en el progresivo control regio de los nombramientos episcopales. Éstos, pasando por encima de lo que se había decidido en Constanza, donde se había llegado al consenso de que los futuros obispos fueran elegidos en elecciones capitulares, serán propuestos por el sobera- no que, valiéndose del enfrentamiento existente entre Papado y Concilio, obtenía un espacio de control, en el que el Papa cedía en sus derechos, para así poder contar con el respaldo castellano. Al mismo tiempo, la Corte castellana tenía una estrecha vinculación con la Universidad de Salamanca, de la que también se valía para proveer su burocracia. Esto hará también que, de manera paulatina, el interés de la Monarquía pase de una preocupación por el Estudio de manera genérica, a un intento por controlarlo y que éste dependiera directamente de la ad- ministración cortesana, alejándose de la dependencia pontiicia. Como se sabe, esta es una situación que se irá produciendo lentamente. Es lógico que la Corte castellana promoviera una lectura política afín a sus intereses, donde es bastante factible que los burócratas tendieran a una lectura cen- tralista castellana, mientras que los académicos siguieron relejando una lectura más amplia y que miraba fundamentalmente hacia los intereses corporativos en ámbito de Cristiandad. 3. l a nueva organización del e studio de s alaManca La oportunidad para la Universidad de Salamanca vendrá en el contex- to del Cisma de Occidente, donde el Derecho no era suiciente para alcan- zar soluciones adecuadas, por lo que se muestra una especial atención al estudio de la Teología. Sí parece que, por múltiples motivos, hasta aquel momento, la Teología no había gozado con un ambiente favorable en la Península, quizás por la limitación de los grados 20 . Será Pedro Martínez de Luna, en 1381 y en calidad de legado pontiicio, quien aborde la tarea de reformar el Estudio, creando y dotando tres cátedras de Teología, para lo cual se valdrá de los estudios de franciscanos y dominicos, que gozaban de un gran prestigio, incorporándolos a la Universidad; proceder que respon- día también a la práctica parisiense. El detalle es realmente interesante puesto que los Menores consideraban generalmente como Pontíice legíti- 20. No parece que tenga mucho fundamento la airmación de Beltrán de Heredia de que la Teología no se organiza en Castilla por “la falta de profesores y sobre todo con la falta de alumnos”. V. B eltrÁn de h eredia (ed.), Cartulario de la Universidad de Salamanca , t. II, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1970, p. 212. Aunque estos límites pueden ser reales, han de ser puestos en consideración, conjuntamente con la situación que se vive a lo largo de los siglos XIII y XIV en la Península Ibérica, tanto en el ámbito político como económico, por la disminución de las rentas de que gozaba el Estudio.

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