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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ 128 los franciscanos y dominicos, conjuntamente con la Universidad. Así, se trataba de repetir el esquema parisiense, pero intentando evitar las escisio- nes que allí se habían producido. Aparecía, por tanto, una Salamanca pa- pal al modo como lo había sido París. Por su parte, en el Concilio de Basilea, los Padres usaron el Conciliaris- mo como un arma contra Eugenio IV, que se concreta de manera particu- lar en los principios contenidos en el decreto Sacrosancta , que se podría sintetizar en el hecho de que: 1. El Concilio es superior al Papa; 2. El Papa no puede disolver o interrumpir el Concilio, ni tampoco transferirlo a otro lugar; 3. Cualesquiera personas que nieguen estas verdades serán declara- dos herejes 13 . Si esta había sido la actitud defendida por los Padres conciliares, el Pa- pado intentará, de manera progresiva, volver a la teoría tradicional de la plenitudo potestatis 14 . Como nos indica Evangelista Vilanova, “los teólogos adquirieron mucha fuerza en el Concilio, de modo que se asistió a una verdadera invasión de bachilleres, religiosos y sobre todo mendicantes” 15 . El detalle no parece baladí, puesto que era lógico que éstos estuvieran más próximos a las lecturas monárquicas, en relación directa con las propias estructuras democráticas de las órdenes mendicantes y, al mismo tiempo, aun en la signiicativa divergencia de doctrinas que afectaba a todos, así como en las luchas por los intereses de los súbditos de sus coronas, de las que no estaban tampoco ellos mismos exentos. Coincidían en creer que la soberanía del Concilio mostraba la unidad de la Iglesia y poseía por sí sola la autoridad de la comunidad de los ieles. La reacción opuesta era la exal- tación de la monarquía romana y el inicio de la Iglesia de los tiempos mo- dernos. Dos lecturas ya difícilmente reconciliables. Como fundamento del Conciliarismo estaban iguras tan signiicativas como Guillermo de Oc- kham o Marsilio de Padua; entendiéndose que las posturas escotistas y ockhamistas eran más propicias para la defensa de este ideal, que las de- fendidas por la escolástica tomista. 2. e l contexto político Para comprender el entorno eclesial salmantino del siglo XV, es nece- sario también tener presente, tanto lo que ocurre en las Cortes de Juan II y Enrique IV de Castilla, como las pontiicias de Martín V y Eugenio IV, 13. Cf. Sacrosancta (Basilea, 15 de febrero de 1432) , en G. a lBerigo (dir.), Les Conciles Oecuméniques. Les Décrets. II-1. Nicée à Latran V , pp. 938-940. 14. Cf. K. s chatz , Papal Primacy. From Its Origins to the Present , Collegeville, The Li- turgical Press, 1996, p. 110. 15. E. v ilanova , Historia de la Teología Cristiana , t. II, p. 46.

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