BCCAP000000000000106ELEC

LA CONSOLIDACIóN DE LA TEOLOGíA EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA DEL CUATROCIENTOS 133 funcionaban de manera autónoma e independiente, sin otro tipo de pre- tensiones y mirando fundamentalmente a los intereses de sus propias órde- nes. La oportunidad que generaba la actuación de Pedro de Luna era be- neiciosa para todos y, aunque hasta aquel momento, el estudio de la Teo- logía, tal y como se planteaba por Menores y Predicadores, no interesaba a la Universidad, por encontrarse ésta más orientada hacia aquellos estudios que posibilitaban más directamente el acceder a beneicios y oicios, ya fueran eclesiásticos o civiles. La propuesta proveniente de Aviñón abría ahora una buena oportunidad, para que este ámbito de la ciencia pudiera concurrir también a los intereses comunes 26 . Se intuye que, en este primer momento –que, como primera hipótesis, podría abarcar desde 1381 hasta 1416–, la docencia se impartiría en los dos Estudios simultáneamente, entendiéndose que los regentes de los mismos, desempeñaban las cátedras de Prima y Vísperas en alternancia, superando así uno de los escollos que podrían surgir en un primer momento, acerca de quién tenía la preeminencia. En este estado de cosas, hacia el año 1381 encontramos a Diego López de Ribadeneira, O. Min., maestro por la Curia de Roma, fungiendo en lo que sería la cátedra de Prima, que en aquel mo- mento se encontraría en San Francisco 27 ; y, en San Esteban, a su regente Juan Castellano, OP en la de Vísperas, que era maestro por París. La par- ticularidad de los estudios teológicos realizados en Salamanca estaba en el hecho concreto de que la licentia docendi ubique estaba reservada al Papa, por lo que los candidatos al título académico tenían que solicitarlo directa- mente al Pontíice, detalle que maniiestamente limitaba al Estudio sal- 26. En este sentido, cabría preguntarse si el monopolio que canonistas y civilistas tenían sobre la Universidad de Salamanca, no era también, a un mismo tiempo, una libertad para la Teología que, desde los generales de San Francisco y San Esteban, se centraba en las propias escuelas –tomista y escotista–, generando un pensamiento que no estaba controlado desde instituciones externas a las propias organizaciones de las órdenes. De esta manera, no se tra- taría sólo de las necesidades perentorias, como airmará Beltrán de Heredia, sino de la propia autonomía, como resultado de la escolástica desarrollada por los grandes maestros y sus es- cuelas. Cf. V. B eltrÁn de h eredia , Cartulario , t. I, p. 215. 27. Cf. I. v ÁzQuez J aneiro , La Teología de Salamanca en el siglo XV …, p. 617. Con to- do, es difícil aianzar los datos; el mismo Goñi Gaztambide, airmará a este respecto que se trata de un dato propuesto por H. d enifle , Die Enstehung der Universitäten des Mittelalters bis 1400 , Berlín 1885, p. 492 que no ha podido localizar y reiere la signatura del fondo donde se encontraría. ASV, Reg. Suppl. Inocencio VI , an. 3, p. 2, f. 77. J. g oñi g aztaMBide , Docu- mentos pontiicios sobre la Universidad de Salamanca , en Anthologica Annua 8 (1960) 481. Con todo, lo más interesante, es el otro detalle que nos aporta Goñi, el hecho de que dicho maestro se mantiene durante veintiséis años en dicha cátedra, lo que se conirma por un re- gesto de súplica pontiicia de 29 de mayo de 1381, en el que se le concedía privilegio de altar portátil, de celebración y asistencia a los divinos oicios en lugares sujetos a entredicho y de indulgencia plenaria en el momento de la muerte. “Item quatinus [sic] fratri Didaco Lupi, Ordinis Minorum, magistro in Theologia, regenti cathedram theulogicam [sic] ora Prime in dicto Studio”. ASV, Reg. Supp. 63 , f. 77r.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz