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PROYECTO SALMANTINO DE UNIVERSIDAD PONTIFICIA E INTEGRACIÓN.. . 125 La solución del conflicto resultó harto difícil. Deducía la elección de un nuevo Pontífice, en el que las injerencias y presiones de los distintos reinos serán constantes. Por fin, el 11 de noviembre de 1417 es nombrado el car– denal Otón de Colonna que, precisamente por su condición de hombre moderado, será aceptado por las distintas facciones, asumiendo el nombre de Martín V 7 • De esta manera, formalmente concluía el Gran Cisma de Occidente, después de casi cuarenta años de disputas. Resultaba evidente que en Constanza, después de amplias reflexiones de teólogos y canonistas, se había llegado a un consenso, que suponía el fin de una Iglesia tricéfala y, al mismo tiempo, la consolidación de las tesis con– ciliaristas, por lo que el tema De Ecclesia pasará a ser uno de los más estu– diados en la reflexión teológica del momento. Esto afectaba de manera particular a la Península Ibérica que, hasta aquel momento, había estado determinada por una teología controversista, en el conflicto entre cristia– nos, judíos y musulmanes. Los reinos peninsulares, cada vez más conscien– tes de su papel, comenzarán a cuidar las relaciones diplomáticas, lo que tendrá también su contrapartida en las distintas cortes pontificias. De esta manera, como ponía en evidencia Evangelista Vilanova, es en Constanza donde «los peninsulares se encontraron con los otros teólogos europeos y, beneficiándose de las corrientes humanistas que ya respiraban, establecie– ron contactos muy provechosos en el ámbito teológico y también en el de la diplomacia» 8 • El Cisma, por su parte, había llevado la división a todos los ámbitos de la vida social, religiosa y cultural del momento, «en las Órdenes religiosas, en los obispados, cabildos y monasterios. Martín V pensaba que la unión de la Iglesia universal debía aportar la paz y la con– cordia a las iglesias particulares» 9 • Si esto era así, parece bastante lógico que el Pontífice oriente al servicio de sus intereses instituciones que abier– tamente habían jugado un papel preponderante en la lectura conciliarista. Lógicamente, un lugar predominante lo ocuparía la Universidad de París. Aquella en la que la Teología contaba con una preeminencia recono– cida respecto a otras Academias, donde las grandes Escuelas habían man– tenido a lo largo de los siglos XIII-XIV a sus más significativos maestros. El uso partidista, por parte del Papado de Aviñón y la Corona de Francia, 7 Cf Peter PATNER, The Papal State under Martin V. The Administration and Government ofthe Tempo– ral Power in the Early Fifteenth Century, London, British School at Rome, 1958; Carla FROVA, «Martino V e l'Universita», en Maria CHIABO (ed.), Al/e origini della nuova Roma. Martino V (1417-1431). Atti del Convegno. Roma, 2-5 marzo 1992, Roma, Associazione Roma nel Rinascimento, 1992, pp. 19-58; Con– cetta BIANCA, «Martino V», en Enciclopedia dei Papi, t. 11, Roma, Istituto della Enciclopedia italiana, 2000, pp. 619-634. 8 Evangelista VILANOVA, Historia de la Teología Cristiana. II. Prerreforma, reformas, contrarreforma, Bar– celona, Herder, 1989, p. 42. 9 José GOÑI GAZTAMBIDE, «Recompensas de Martín V a sus electores españoles», en Augustin FLICHTE y Víctor MARTÍN (dirs.), Historia de la Iglesia. XIII. Espiritualidad y política en la Edad Media, Valencia, Edicep, 1977, pp. 488-489.

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