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160 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ ámbitos esenciales para la comprensión y desarrollo de la Teología, unas décadas más tarde, la estrecha relación y dependencia con el Papado y con la Monarquía hispánica a un mismo tiempo. Ese equilibrio o habilidad diplomática, por otra parte, no era muy corriente entre los diversos auto– res. Asistirá al Concilio de Basilea, acompañando a Alonso de Cartagena. Más tarde en Roma, como consecuencia de su experiencia en Basilea, defenderá la autoridad pontificia frente a los conciliaristas. Con todo, no se puede olvidar que como representante regio en la Corte pontificia se había visto también obligado a defender el poder real frente al pontificio, al tiempo que defiende el Papado frente al Conciliarismo. Su entronque humanista tendrá también, algunas décadas después, su influencia en Sala– manca, más concretamente en la persona de Nebrija quien, en su opúscu– lo sobre la educación de los hijos, será deudor de Arévalo en su De arte, disciplina et modo aliendi et erudiendi filios, pueros et juvenes (1453). No se puede olvidar que es Sánchez de Arévalo el primero en aplicar las fórmu– las clásicas a la Historia de España 137 • Otros casos, aunque de menor tras– cendencia, completan las vinculaciones amplias entre Salamanca y los entornos cortesanos y eclesiásticos. Es el caso del observante franciscano fray Alonso de Espina que, en 1452 regentaba el Studium de San Francisco en Salamanca y, tres años más tarde, lo encontramos como confesor del nuevo rey, Enrique IV. A esta generación de figuras egregias seguirá otra donde también nos encontraremos personajes de suma trascendencia y que se encontrarán a caballo entre la visión medieval y la renacentista. Es el caso de Pedro Mar– tínez de Osma, teólogo de extraordinario ingenio y modernidad, seguidor de la Escuela escotista, que estará muy preocupado por las fuentes 138 • Se había formado en París y Salamanca, donde será colegial de San Bartolomé. Ocu– pará la cátedra de Prima de Teología entre 1463 y 1478. Pero, indudable– mente, ya se trata de un contexto histórico diferente, que merecería otro estudio particular. 137 Su obra se convierte en un referente humanista. Cf Rodrigo SANCHEZ DE ARÉVALO, Compendiosa historia hispánica, Romae, Udalricus Gallus, 1470. 1 3 8 Acerca de su vida y obra, cf Antonio GARCÍA Y GARCÍA y Vicente MUÑOZ DELGADO, «la "Suma" de Pedro de Osma sobre la "Política" de Aristóteles», Celtiberia, 31 (1981), pp. 87-110; Ramón HERNÁNDEZ MARTÍN, La confesión y las indulgencias. Prerrefarma y tradición, Salamanca, Editorial San Esteban, 1978; José LABAJOS, Pedro de Osma y srt comentario a la Metafísica de Aristóteles, Salamanca, Publicaciones Universidad Pontificia, 1992; id., «Pedro de Osma: impulsor del humanismo y del conocimiento de Aristóteles en Sala– manca», Cuadernos Salmantinos de Filosofía, 22 (1995), pp. 135-158; id., Pedro de Osma y Fernando de Roa. Comentario a la Política de Aristóteles, t. 1-II, Salamanca, Publicaciones Universidad Pontificia, 2006; id. (ed.), Escritos académicos de Pedro de Osma, Salamanca, Publicaciones Universidad Pontificia, 2010; id., Proceso con– tra Pedro de Osma, Salamanca, Publicaciones Universidad Pontificia, 2010; Florencia MARcos RODRÍGUEZ, «Algunos datos biográficos y testamento del maestro Pedro Martínez de Osma», Salmanticensis, 2 (1955), pp. 691-706; id., «¿Pedro Martínez de Osma murió sinceramente arrepentido?», Revista Española de Teolo– gía, 36 (1976), pp. 111-121; Klaus REINHARDT, Pedro de Osma y su Comentario al símbolo «Quicumqtte», Madrid, Joyas bibiográficas, 1977; Horacio SANTIAGO ÜTERO y Klaus REINHARDT, Pedro Martínez de Osma y el método teológico. Edición de algrmos escritos inéditos, Madrid, CSIC, 1987. .J

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