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144 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ Constituciones de Martín V. Éstas tendrán un marcado acento político, insis– tiendo en la organización del Estudio, mientras que las de Benedicto XIII habían hecho hincapié en lo económico. Eran dos elementos indispensables para el resultado de la empresa. Las cátedras principales se seguirían explicando hasta finales de la déca– da de los treinta en los respectivos conventos de Menores y Predicadores, puesto que si la economía de la Universidad en ese momento no era muy boyante, esto supondría un ahorro considerable de alquileres, al tiempo que, aunque el edificio del Estudio comienzan a darse los pasos para su construcción entre 1414 y 1418, no estará concluido hasta 1420. Al mismo tiempo, es bastante fácil que el desmembramiento y traslado de dichas cátedras al recién construido edificio universitario pudiera coincidir con el progresivo alejamiento de la observancia franciscana de la Universi– dad, que se haría más firme precisamente en los años cuarenta, aunque siga habiendo alguna presencia franciscana casi hasta las últimas décadas del siglo 70 . Con todo, aunque el reconocimiento de la Teología vive un auge signi– ficativo en su representación pública, con el impulso primero de Benedic– to XIII y después de Martín V, no era lo mismo en el estipendio recibido por aquellos que se dedicaban a la misma en la cátedra de Prima. La cues– tión no era sólo económica, sino que se trataba de mostrar también la equi– paración e, incluso, superioridad de la Teología respecto a las demás ciencias del Estudio, especialmente en relación a las facultades de Cánones y Leyes, con las que la Teología en los ámbitos académicos siempre había mantenido cierta confrontación. Si los maestros teólogos querían gozar del lugar que teóricamente les correspondía, al mismo tiempo debían también hacer valer sus derechos, al menos como equiparación formal. Los teólogos no debían tampoco haber olvidado que ya Benedicto XIII, en 1411 y desde Peñíscola, había puesto de manifiesto esa igualdad de los maestros teólo– gos con los otros doctores, al disponer que el escolástico del Estudio fuera siempre conferido a un doctor en Cánones o Leyes o a un maestro en Teo– logía71, lo que era un reconocimiento público manifiesto en el marco de toda la organización de la Universidad salmantina. El problema debió ser expuesto a Martín V por la misma representación de teólogos salmantinos que habían participado en el Concilio de Cons– tanza, ya que es allí el 10 de mayo de 1418, cuando el Papa reconoce la 70 Ejemplo de ello son Juan Maldonado, 0.Min., que en 1439 se encuentra leyendo el libro de las Sentencias en la Universidad y, todavía más claro, el de Pedro Caloca, O.Min., que será catedrático de Vísperas desde 1454 hasta 1487. Acerca de este último, así como sus conflictos en la cátedra de Prima con Pedro Martínez de Osma, ej. B11lario, t. rn, p. 122, n. 1207 (Roma, 21 de diciembre de 1463); p. 123, n. 1208 (Roma, 21 de enero de 1464). En esta última bula, consta expresamente su condición de catedrático de Vísperas de Teología. 71 C/ B11lario, t. 11, p. 38, n. 44 (Peñíscola, 26 de septiembre de 1411).

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