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134 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ ambas visiones teológicas. A tal fin, el Cardenal había delegado sus facul– tades respecto a Salamanca en su capellán, P. Castellano, OP 30 • Muy próximo también a los sucesivos pasos que se iban dando, estaría la actitud y el proceder del obispo de Salamanca, Diego de Anaya Maldo– nado, preocupado por robustecer el papel relevante del Estudio en el que él mismo se había formado y del que era deudor, por lo que intentará incre– mentar su posición con la fundación del Colegio de San Bartolomé, inten– tando crear un paralelismo ya no sólo con París, sino con otros lugares emblemáticos como Bolonia, en el que se recrea para su Colegio. Es preci– samente esa preocupación por la Universidad de Salamanca, la que le lleva a que su Colegio esté vinculado a la misma 31 • No cabe duda de que la pro– moción de Anaya era también fruto de las buenas relaciones de que goza– ba en los entornos cortesanos de Castilla y Aviñón 32 • Por ello mismo, Rodríguez-San Pedro considera que: Este Colegio de San Bartolomé debe inscribirse en el contexto de actua– ciones de la Monarquía pontificia aviñonense y del necesario desarrollo de su maquinaria eclesiástica y administrativa. Su objetivo era la formación de cua– dros técnicos en Derecho y Teología al servicio de los intereses de la Iglesia 33 • Por lo mismo, no resulta muy aventurado pensar que, en su origen, el Colegio de San.Bartolomé sería un lugar donde tenían acogida y respaldo las tesis conciliaristas 34 • Por un lado, no sería muy lógico que Anaya se distanciara, en cuanto a su pensamiento, de aquellos que le habían promo– vido, tanto desde el ámbito monárquico como desde el pontificio. Por otro, se puede intuir que se trata de una medida fundamentalmente política, correspondiendo con los intereses que él quiere y pretende defender, puesto que un hombre vehemente y beligerante como él seguramente se encontraría mucho más identificado en una interpretación conciliarista, donde el poder 3 ° Cf Manuel DE CASTRO Y CASTRO, San Francisco de Salamanca ... , p. 37. 31 Una vez más, el modelo parisiense de los Colegios, tanto seculares como regulares, vinculados ser– vía para fortalecer la expansión y auge de una Universidad. 32 Precisamente, Enrique III, en 1402, lo había nombrado Presidente de Castilla y cabeza del Con– sejo Real, la máxima distinción y responsabilidad posible. Su declive en los entornos cortesanos tiene lugar después de 1408. Al mismo tiempo, su aprobación, fundación y dotación por parte de Benedicto XIII era fruto de su buen hacer al frente de la embajada castellana en el Concilio de Constanza, siendo además promovido a la sede hispalense, lo que utilizará para la consolidación del Colegio. Posterior– mente, de Martín V obtendrá la ratificación de dicha fundación y dotación, cf. Brdario, t. II, p. 92, n. 532 (Constanza, 29 de noviembre de 1417). Unos días más tarde, incluso, se exime al Colegio de la jurisdicción del ordinario, cf. Bttlario, t. n, p. 95, n. 534 (Constanza, 14 de diciembre de 1417). 33 Luis E. RODRÍGUEZ-SAN PEDRO BEZARES, «Don Diego de Anaya y Maldonado, fundador del Cole– gio de San Bartolomé de Salamanca: 1357-1437», en Derecho, Historia y Universidades. Estudios dedicados a Mariano Peset, Valencia, Universitat de Valencia, 2007, p. 559. 34 En este sentido, el mismo Anaya había asistido al Concilio de Constanza en calidad de embajador de Juan II de Castilla. Los otros embajadores del soberano eran: Fernán Pérez de Ayala, del Consejo de Juan II; Fr. Juan Morales, obispo de Badajoz; Fernán Martínez Dávalos, deán de Segovia; Diego Fer– nández, deán de Palencia; Fr. Luis de Valladolid, OP, y Juan Fernández de Rocaflor.
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