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130 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ concretaban en el progresivo control regio de los nombramientos episco– pales. Éstos, pasando por encima de lo que se había decidido en Constan– za, donde se había llegado al consenso de que los futuros obispos fueran elegidos en elecciones capitulares, serán propuesta del soberano que, valiéndose del enfrentamiento existente entre Papado y Concilio, obtenía un espacio de control, en el que el Papa cedía en sus derechos, para así poder contar con el respaldo castellano. Una estrategia que beneficiaba a ambos, al tiempo que no los dejaba indiferentes. Al mismo tiempo, la Corte castellana tenía una estrecha vinculación con la Univ.ersidad de Salamanca, de la que también se valía para proveer su burocracia. Esto hará también que, de manera paulatina, el interés de la Monarquía pase de una preocupación por el Estudio de manera genérica, a un intento por controlarlo y que éste dependiera directamente de la admi– nistración cortesana, alejándose de la subordinación pontificia. Como se sabe, ésta es una situación que se irá produciendo lentamente. La Corte cas– tellana promoverá una lectura afín a sus intereses políticos, donde los buró– cratas propondrán una lectura centralista castellana, mientras que los académicos seguirán reflejando una lectura más amplia y que miraba fun– damentalmente hacia los intereses corporativos en ámbito de Cristiandad. Por lo mismo, era necesario ir generando un cambio de ideología en el marco académico, para que respondiera más adecuadamente a los intereses cortesanos. 3. LA FACULTAD DE TEOLOGÍA EN EL ESTUDIO SALMANTINO De lo hasta ahora afirmado, se entiende que la oportunidad para la Uni– versidad de Salamanca se presentará en el contexto del Cisma de Occiden– te, cuando el Derecho no sea suficiente para alcanzar soluciones adecuadas, por lo que la atención se dirigirá hacia el estudio de la Teología. Sí parece que, por múltiples motivos, hasta aquel momento, la Teología no había gozado en la Península Ibérica de un ambiente favorable, quizás por la limi– tación de los grados 20 • Será Pedro Martínez de Luna, en 1381 y en calidad 20 No parece que tenga mucho fundamento la afirmación de Beltrán de Heredia de que la Teología no se organiza en Castilla por «la falta de profesores y sobre todo con la falta de alumnos». Vicente BEL– TRÁN DE HEREDIA (ed.), Cart1tlario de la Universidad de Salamanca, t. n, Salamanca, Ediciones Universi– dad de Salamanca, 1970, p. 212. Aunque estos límites pueden ser reales, han de ser puestos en consideración, conjuntamente con la situación que se vive a lo largo de los siglos XIII y XIV en la Penín– sula Ibérica, tanto en el ámbito político como económico, por la disminución de las rentas de que goza– ba el Estudio. Por otra parte, los estudios de Derecho daban más posibilidades al «cursus honorum» profesional, así como al acceso a beneficios, tanto civiles como eclesiásticos; razón por la cual un núme– ro significativo de personas concurría a la Universidad. El mismo hecho manifiesta que la Teología esta– ba más orientada y dirigida hacia los entornos regulares, donde los beneficios y la promoción no ocupaban la misma relevancia que entre los seculares. El mismo Luna, cuando se convierta en Benedic– to XIII favorecerá a las universidades de Toulouse, Salamanca y Perpiñán, con la intención de poner freno a la de París y, particularmente, a su Facultad de Teología. Ni siquiera con su excomunión de 1414
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