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LA FAMILIA: ALTERNATIVA VERAZ 195 mente también por lo que esto supone como una brecha abierta en la sociedad para introducir en ella otra escala de valores o, incluso, la reorganización social a partir de intereses personales que, a su vez, se convierten en contravalores para la colectividad. Curiosamente y frente a todos los pronósticos, las estadísti cas siguen mostrando que la familia es de las instituciones más valoradas en nuestra sociedad3. El problema estriba en que esta opción supone también renuncias en el plano personal, realidad que vive de manera especialmente dramática el emi grante, puesto que el resto de los grupos sociales lo vive sólo en razón de su poder adquisitivo. Se impone, por lo mismo, encontrar una política familiar que tenga en cuenta y desarrolle la necesaria justicia, ya que las condiciones de vida de las familias no son siempre las mismas, ni ameritan idénticas respuestas. Visto desde este prisma, la situación se complica todavía más, puesto que no parece fácil proyectar una política familiar que tenga en cuenta las necesidades e intereses de los diversos grupos que llegan a su realidad, pero es ahí precisa mente donde reside el gran reto que está a nuestras puertas. En este sentido, es preciso buscar el medio más oportuno para que la colectividad local ayude también a toda familia, también la migrante, en el cum plimiento de sus funciones primordiales, asegurándoles una formación, una educación para los hijos, así como una asistencia sanitaria adecuada. Optando claramente por la familia. De esta manera, ya no hablaremos de sectores o gru pos enfrentados, sino que será posible entablar un camino nuevo, donde existan oportunidades para todos en razón de la integración en la construcción de una sociedad común y abierta a todos, siempre que se acoja aquello que se recibe y se propone. Unido a esto, si la familia la consideramos como el medio socializa dor por excelencia, será en el seno de la misma donde hemos de buscar las herramientas adecuadas y más oportunas para proponerse como alternativa, entendida como superación de dificultades. Convertir a la familia en el medio de integración supone, a nivel social, cambiar el discurso y emplear también otro tipo de lenguaje. De esta manera, no se tratará tanto de hablar de cuestiones, por ejemplo de género, cuanto hablar de las necesidades y potenciales que existen en toda persona y grupo social4. En palabras de Calvo Buezas, la familia está en alza y aparece como estrella rutilante en el mundo utópico e ideal de la adolescencia y de la juventud española actual, incluida la universita ria. Son una inmensa mayoría, el 916% de universitarios y el 94,2% de adolescentes escolares los que afirman que están dispuestos a dar su vida por la familia”: 1. CALVO BuEzAs, Inmigración y Uni versidad. Prejuicios racistas y valores solidarios, Editorial Complutense, Madrid 2001, p. 72. Pareciera, en este sentido, que nos movemos en políticas de extremos. Frente al tradicio nal machismo social, en el que quien traía el pan a casa era el marido; ahora se impone una política “paritaria”, sin otra opción, de tal suerte que no se puede contemplar ni tener en cuenta otros esque mas o posibilidades. El acento social y político ahora toca marcarlo en torno al —género—, término tan sumamente ambiguo y errado para hablar de las relaciones entre hombres y mujeres, donde cIa-

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