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192 MIGUELANXO PENA GONZÁLEZ auténticas sus necesidades. Es un verdadero pulmón en el medio de la gran ciu dad que es la vida cotidiana. Desgraciadamente, la legislación actual no facilita mucho este espacio para el emigrante, sino más bien lo contrario. La política de reagrupación familiar, tanto del gobierno español, como aquella que viene de Bruselas, se convierte en un auténtico laberinto del que resulta casi imposible desprenderse, y en el que resulta muy fácil justificar que es muy poco lo que podemos hacer, aunque la realidad pueda o deba ser otra. Al margen quedan los derechos incuestionables de todo hombre y, por lo mismo, también del migrante. 1. BÚSQUEDA DE NUEVOS CAMINOS Desde esta realidad se impone la necesidad de buscar nuevos caminos, nuevos horizontes e ideales que nos permitan superar y superarnos social- mente. Las estadísticas más recientes nos hablan de que en España contamos ya con más de cuatro millones de emigrantes, lo que equivale a poco más de un 10% de la población nacional, mucho más de lo que suponen en el conjunto nacional algunos de los movimientos y grupos independentistas más exalta dos1... por lo mismo se impone, también para ellos, la posibilidad de tomar la palabra. No se trata exclusivamente de una cuestión de justicia distributiva, sino de la oportunidad de hacer y construir una realidad social, amplia y adecuada, donde todos tengan alternativas. La base la encontramos en el origen de nuestra reflexión: la necesidad de superar los conflictos. Todos constatamos que las posturas se han vuelto más radicales después de los atentados de Nueva York, Madrid y Londres; todos vivimos con una fuerte dosis de suspicacia hacia aquel que es diferente... Por otra parte, comienzan a surgir voces que demuestran que desde ahí no es posi ble encontrar el camino, sino que se impone recuperar lo auténtico, que nos ha de llevar por el camino del diálogo sincero y abierto. Lejos de lo que muchas veces pensamos o expresamos con nuestras acti tudes, el emigrante no es alguien que se ve obligado a someterse a la experien cia de Éxodo, como aquel que prepara la maleta para marcharse de vacaciones a lugares exóticos y remotos, para luego tener unas fotos que enseñar a los amigos. Su experiencia es mucho más radical, más profunda, más vinculante. Sus posibilidades en el país de origen, le sitúan en la alternativa de ir a buscar a 1 Pienso que este detalle debería ser tenido en cuenta a la hora de valorar la importancia de un determinado sector en el conjunto de una sociedad. Por otra parte, cabe afirmar, como harán notar muchos ciudadanos, que los emigrantes no son un cuerpo unitario, lo cual no impide que ten gan unas necesidades e intereses comunes que pueden y han de ser defendidos y tenidos en cuenta en el conjunto de nuestro Estado, como lugar de acogida y trabajo también para ellos.

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