BCCAP000000000000102ELEC

Los Capuchinos y la esclavitud negra en los siglos XVII y XVIII 71 Cuando sucede no haber esclavos que vender de los que adquieren en los modos dichos, aquí es donde refinan los mercaderes la potestad que a Dios le han usur pado, dejándose adorar y ofrecer sacrificios, mostrándose tan divinos que repren den de tibios y pusilánimes a los magnates gentiles porque no tienen habilidad ni se arrestan a cautivar a cuantos se les ponen delante23. Los misioneros españoles tuvieron que sufrir la experiencia del retorno a España, por decirse que sus intereses entraban en conflicto con el comercio de los portugueses. La razón real, como fray Francisco de la Mota en abril de 1686, refiere desde Cacheo a su Provincial, estriba en que impedían las injus ticias constantes de los portugueses y, de esta manera, dificultaban sus nego cios ilícitos. Al mismo tiempo, los misioneros llegaron a entrar en confronta ción con los cristianos del Congo que veían la esclavitud como algo normal y plenamente aceptable. De esta manera, los Capuchinos castellanos coincidían en su proceder con los italianos, que se encontraban en aquel momento en el continente africano. En relación con el proceso que se siguió contra los caste llanos y de la evolución del mismo, se deduce que éstos misioneros no tenían licencia de las autoridades de Lisboa para misionar en aquellos territorios de pendientes de la corona lusitana. Estos intrépidos misioneros eran los últimos de un grupo de catorce Capuchinos, que en 167$ habían desembarcado en Sie a Leona. Francisco de la Mota describe los abusos contra los que se tuvieron que enfrentar: Hallándonos aquí, por una parte, con grandes trabajos y contradicciones de los portugueses y demás cristianos a causa de haber sido necesario oponemos a las injusticias comunes que se hacen en el trato con los negros esclavos, en el cual, según le vemos practicar, apenas se descubre entre tantas esclavitudes una que sea con justo título, y si de ciento se halla una, será mucho. Así mismo nos hemos opuesto a otros pecados públicos y abusos perniciosos, todos los cuales son de grandísimo estorbo para la propagación de nuestra santa fe. Ya tengo dada noticia de todo al señor rey de Portugal y, por medio del Nuncio de su corte, también a Su Santidad, por si se halla algún remedio a tales daños; y creo fielmente que si se remediara especialmente el abuso de los esclavos, que es la raíz de todos estos males, no carece de buenas esperanzas el fruto de la misión24. 23 Ibidern, 135. 24 Cf. MA1o oc ANGUIAN0, Misiones capuchinas en África, II, 200. Conviene también tener en cuenta la documentación existente acerca de este tema en Lisboa, cf. AHU, Guiné, Papéis avulsos, cai xa 2 (1681-1700).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz