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74 Miguel Anxo Pena Gonzalez Llama la atención el rigor y seriedad descrito en la carta. Los misioneros se sienten impelidos a tomar una postura concreta, meditada y reflexionada después de ocho años de trabajos apostólicos. Consideran la trata como algo ilícito, pecaminoso e injusto. Las palabras son duras, igual que lo es la reali dad que están evaluando. En el informe analizan ocho zonas geográficas en las que se estudian las prácticas concretas utilizadas para reducir a los negros a servidumbre. Ninguna de ellas parece desconocida, puesto que coinciden con las utilizadas tradicionalmente y que Mateo de Anguiano refiere. Todas ellas sobresalen por su injusticia manifiesta: por delitos, entre los que se encontra ban también la acusación de hechicero; por guerras, que hacían los diversos pueblos entre sí con la intención de conseguir esclavos; por la venta de los hi jos por las madres, sin aparente necesidad; por asaltos y robos de los pueblos e islas vecinas; por la venta de los familiares y esclavos de un muerto, por sus herederos. Señaladas estas costumbres, consideran en la relación que lo acompañan: Que no sólo la mayor parte de esclavos que salen de los ríos referidos son injus tamente reducidos a cautiverio, sino que si de cierto se halla uno que sea bien ha bido, será mucho... el no haber examen de la justicia de dichos cautiverios cuan do se compran, y ser moralmente imposible el hacerlo (como todos uno y otro confiesan)... quién no ve ser más claro que la luz del día, ser injusto y contra con ciencia dicho comercio de parte de los mercaderes, y aun de los que los compran en Europa28. Vuelven a considerar que silos esclavos fueran conforme a derecho, cesa ría totalmente la trata y nadie perdería el tiempo en este negocio, en razón de la duda que los mercaderes mantenían de si eran esclavos legítimos o no29. Por todo lo expuesto, ruegan al rey de Portugal que les haga ver su error, y si este no existiera, que busque la manera de poner remedio prohibiendo el comercio de esclavos. No parece que los misioneros tuvieran muchas dudas acerca de lo que es taban testificando; parece como si quisieran mantenerse en el modo correcto y respetuoso más convincente. Además de las ilegalidades con que se hacían esclavos, habían considerado también la segunda parte, que afectaba a la com pra por parte de los mercaderes, y que era conocida por el parecer de los doc tores. A este respecto: consideraban que los compradores de esclavos eran los 28 Ibidein, 130.

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