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254 Miguel Anxo Pena González pe1mitiera el licenciamiento de un estudiante, por muy noble que fuera, sino cumplía to– das las prerrogativas necesarias. El texto del juramento, aunque no nos aporta todo el contexto previo de las proban– zas y demás requisitos, nos ofrece datos sumamente interesantes. Por la peculiaridad del texto lo transcribimos íntegro: Juramento del Illustre señor Bachiller don Juan de Ribera, theólogo, hijo del Illustre señor Mar– qués de Tarifa. 1 En Salamanca, lunes, último día del mes de mayo de mill y quinientos e i;:inquen– ta y siete años, estando dentro de las casas y morada donde vive y posa el Illustre señor don Juan ele Quiñones, maestrescuela, e los señores maestros Fr. Domingo ele Soto, padrino y jubilado ele la cátedra ele Prima ele Teología, e los maestros el Reverendísimo Obispo, Fr. Melchor Cano, e Francisco Sancho, e Sancho ele Muñón, Fr. Gaspm· ele Torres e Martín Vizente e Fr. Pedro ele So– tomayor, e Goni;:alo ele Solóri;:ano. El dicho señor don Juan ele Ribera, presentes los dichos sei'ío– res maestros juró el juramento contheniclo al principio cleste libro y respondió a los capítulos del, que ansí los juraba.E amén. Y el dicho sei'íor Cancellario y maestros lo pidieron por testimonio. Testigos Gerónimo de Almaraz y Gregario ele Robles y Alonso de Vallejo, vezinos ele Salaman– ca. E yo, el dicho notario. 1 Este día mes e año susodichos, a la hora ele las diez, antes del medio– día el dicho señor don Juan ele Ribera, rei;:ibió el grado de licenciado en Sancta Theología, pre– sentes por testigos don Christóbal Vela e don Luis Vela 55 • Quizás, lo que resulte más significativo es el hecho de que entre los maestros presen– tes en el juramento, nos encontremos a tres dominicos del convento de San Esteban, fi– guras de primer orden en la teología de aquél momento. El caso de Melchor Cano resul– ta sumamente significativo, puesto que ya había sido nombrado obispo y, en aquellos años estaba ya dedicado a la elaboración del "De locis theologicis", así como Domingo de Soto que se había ya jubilado de la cátedra. El detalle nos pone de manifiesto que es– tas grandes figuras seguían fuertemente vinculadas a la vida del Estudio y, de manera es– pecial, a los grandes actos académicos en los que se ponía de manifiesto la validez y ri– gor de la enseñanza que ellos mismos habían impregnado en la Universidad a lo largo de aquellas décadas. Nos induce incluso a pensar que, la relación tan estrecha ele san Juan ele Ribera con los dominicos de Salamanca, podría haber tenido también como resultado la presencia de éste, en alguno de los cursos que se daban, a puertas abiertas en los genera– les conventuales. Por otra parte, el papel del padrino vinculaba con una línea de pensa– miento, en la que él, como nos indican sus hagiógrafos, se había sentido fuertemente uni– do al dominico segoviano. Esta línea teológica ponía especial acento en la práctica y el humanismo social que estarán presentes a lo largo de toda la vida de Ribera 56 . Es mani– fiesto que alcanza el grado de licenciado de la mano ele una de las figuras más afamadas del Estudio, en aquellas décadas. los bachilleres después de graduados de bachilleres, o que se pudieran graduar el tiempo y años que eran m~ces­ sarios para hrn;;er los cursos de lectura conlhenidos en la dicha Constitución. E dando la informa9ión del dicho tiempo que a estudiado, e ele las otras qualidacles que ITequieren las Constituciones del Stuclio. ante el scholás– tico que es o fuere clesta Universidad que sin embargo que no ayan fecho los dichos cursos ele lectura el dicho scholástico, o quien su poder oviere los pueda aclmittir a los dichos grados de licenciamiento y para ello clixe– ron que derogaban y derogaron e cassaron auctoritate apostólica la dicha Constitución, solamente quanto a los dichos cursos de lectura, qua] quiera otra Constitución o Estatuto o estatutos que en agravio desto sea. oponga o transforme, aunque sean juradas. Y ansí dixeron que lo estatuían y estatuyeron e ordenaban y ordenaron tocios juntos unanimiter el nemine discrepante en este dicho Claustro Pleno''. AHUSA, Libro de Claustros 1556-1557, vol. 26, f. 41 r. La transcripción ele la bula comprende, desde el folio 40r-4 lr. 55 AHUSA, Libro de actas de juramentos de licenciados, doctores y maestros, vol. 808, f. 121 v. 56 En este sentido, para seguir las influencias teológicas ele Ribera, será necesario no sólo rec01Ter su bibliote– ca, como han acentuado algunos autores, sino fundamentalmente y con gran atención sus manusc1itos y apuntes,

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