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MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ · 28 · que se planteaba la forma de comportarse en la evangelización de fieles e infieles. Era, por tanto, un intento por responder a una realidad concreta, con sus propias particularidades e idiosincrasia. Los criterios de selección merecen ser tenidos en cuenta, puesto que se miraban con especial consideración las cualidades para la tarea que habían de desempeñar, de tal manera que se llegó a preferir la bondad de vida de los religiosos frente a una preparación intelectual más cuidada, sin menoscabo de que los jóvenes tuvieran una adecuada preparación científica e intelectual. Así, los colegios propusieron y alcanzaron la renovación de la actividad pastoral misionera. Félix Saiz, analizando el valor histórico de estas instituciones, concluye afirmando sobre los mismos: Los Colegios Seminarios Apostólicos, como comunidades numerosas y fuertemente organizadas, con metas de trabajo apostólico bien definidas, rodeadas de leyes y privilegios siempre en orden a una más efectiva campaña misionera, constituyen una de las más exitosas realizaciones que en la Orden franciscana se han llevado a cabo con vistas al cumplimiento de su vocación misionera y de apostolado, acomodado a unas circunstancias peculiares fueron las de la América de los siglos pasados 7 . El Colegio de Ocopa, al igual que hacían los otros existentes en los territorios de Indias, se sirvió del traslado de religiosos profesos de las provincias o colegios peninsulares con la intención de lograr un personal cualificado, capaz de transmitir una sensibilidad y un modo propio de trabajar. Con todo, ya el P. Antonio Llinás había propuesto que en las fundaciones americanas se debían admitir también religiosos de las provincias de Indias, considerando que los había idóneos para esta tarea. Era también un detalle significativo en un momento en el que los criollos y españoles americanos venían, de facto, considerados como de una categoría inferior. En la mayoría de las ocasiones, los colegios ampliaban la formación de los religiosos sacerdotes, que ya habían estudiado la Teología, asistiendo mañana y tarde a las lecciones impartidas por un lector o por el guardián. Estaban obligados a dar razón de la materia, por lo que ocupaban gran tiempo en el estudio personal, que se completaba con la labor apostólica. 7 C ASTRO , La provincia franciscana de Santiago.. ., p. 154.

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