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FRANCISCo JOSÉ DE JACA Y LA ESCLAVITUD NEGRA 669 te que los indios no conozcan todavía la doctrina cristiana y los sacramentos, de lo que son directamente responsables los encomenderos. Esta realidad que ha perfilado por medio de unos cuantos rasgos, la ejemplifica ahora en la per sona de un indio al que califica de “desfigurado y desnudo”. Narra los por menores de su diálogo con él. Afirma que el indio le dijo ser esclavo, identifi cando la esclavitud con un sometimiento de la propia vida a la voluntad del amo, concurriendo además en ello un manifiesto maltrato físico. El misionero se muestra indefenso ante este acontecimiento C)f lo que ruega ser escuchado por el soberano, entendiendo que no se puede identificar la esclavitud natural con la culpa de aquellos que aun no han sido recibidos al bautismo. Duda que el rey llegue a tener un conocimiento veraz de los hechos, puesto que le harán saber sólo lo que conviene. Refiere cómo por el galeón que hacía la ruta con España, se le había enviado constancia escrita de todo lo acaecido, anunciándole ahora que si de todo aquello no salía una solución fa vorable a la defensa de los indios, lo único que se conseguiría es que se acre centasen todavía más los abusos. El misionero está convencido de la necesi dad de llamar a las cosas por su nombre, identificar las maldades y las postu ras maquiavélicas, por lo que considera impropio seguir falsificando los argu mentos para el interés de unos pocos. Teniendo claros estos principios, a las encomiendas las llamará por lo que él entiende ser su verdadero nombre: ven tas de indios. La razón para él se encuentra en que aunque lo ocultan con otros nombres, éste es el que más se ajusta a la realidad. Por otra parte, no descubrir el engaño es seguir colaborando a la esclavización práctica de los indios, en lo que él no está dispuesto a colaborar. De la práctica de los encomenderos que así actúan, se sigue su condena ción, a la vez que la de los pobres infelices que son arrastrados por su tiranía. Intenta además hacer caer al rey en la cuenta de que otras naciones, aun sien do bárbaras, al menos se sujetan al “suave yugo del Evangelio”, aunque esto implique la pérdida de alguno de sus intereses272. Si a esto no se pone reme dio, ocurrirá lo que ya había preconizado Bartolomé de las Casas: la total rui na de las Indias273, donde el bautismo más que una liberación se convertirá en una carga. Termina su alegato preguntándose a cuántos encomenderos más se les seguirá permitiendo este tipo de prácticas. Cree que deberían estar sometidos 272 Cf. Fr. Francisco José de Jaca al rej carlos u (1-12- 1678V), en AGI, Audiencia de Santo Domingo, leg. 222, f. 2v. 273 Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Madrid 1999.

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