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630 FRANCISCo JOSÉ DE JACA Y LA ESCLAVITUD NEGRA nuncio representa, cuando es necesario, los intereses del estado pontificio y de la cristiandad, pero su ocupación más continua lo constituye el velar por el mantenimiento de la inmunidad y jurisdicción eclesiásticas, a cuyo manteni miento estimula a las mismas instituciones de las diversas iglesias particulares. Sin la nunciatura, difícilmente había podido la Iglesia española, privada de ór ganos centrales de relación y de representación, mantener sus libertades frente a un estado cada día más absorbente”15. La incertidumbre y la inexperiencia ante un caso de este tipo, provocaba también una actitud de desconcierto en los ambientes eclesiásticos que no querían tener ningún tipo de enfrentamiento con el Rey y sus Consejos. Los mismos hermanos de Religión no deseaban ver cómo recaía sobre ellos la fuerza de la ley, por el simple hecho de formar parte de la misma familia reli giosa. Así se lo hace ver Fr. Francisco Antonio de Antequera al nuncio Millini en carta dirigida el 27 de septiembre: Como los dos padres Fr. Francisco de Jaca y fr. Epifanio Moirans los entre garon a este convento por parte del Real Consejo de Indias, donde paran los au tos de sus dependencias, tomando de dicha entrega recibo y así suplico a vuestra Eminencia, que de tal forma mire con sus entrañas piadosas por el bien estar de estos dos religiosos, que no permita padezcamos mi R. P. Vicario Provincial y yo, el golpe que podemos esperar del Real Consejo”6. Por ello, entre la disyuntiva de proteger a sus hermanos de hábito o de fender a la Corona, se muestran defensores de esta última. Tampoco hay que olvidar que era ésta la que sufragaba los gastos de los misioneros desde el momento en que embarcaban para las Indias, lo cual justificaba la postura mantenida por los capuchinos andaluces, que eran los encargados de organi zar el envío de misioneros capuchinos a América. De Cádiz son trasladados a Sevilla, “asegurados con otros religiosos, y por agua, para evitar el escándalo que se teme de su reticencia si van por tie rra”7. El cambio de planes está motivado por las negociaciones que el nun cio estaba haciendo con el Consejo. Con ello, se quería lograr que éste no los protegiese oponiéndose a las disposiciones del Consejo de Estado que quería a todo trance evitar la fuga de los religiosos y que pudieran volver a Indias. A “5J.M. Marqués, La Santa Sede..., 251. 116 Fr Francisco Antonio de Antequera al cardenal Sayo Mil/ini (27-9-1682), en APF, SOCG, vol. 485, f. 416r. Para la traducción al italiano, Ibid, f. 417r y 419v. 117 El Consejo de Estado al reji Carlos II (13-17-1682,), en AGS, Consejo de Estado, leg. 3067, f.n.n. En el mismo legajo se encuentra también la minuta.
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