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18 Boletín Americanista , año LXIII . 2, n.º 67, Barcelona, 2013, págs. 11-32, ISSN: 0520-4100 especial interés cuando vemos que, de igual manera, sucede respecto al diez- mo eclesiástico, que no era destinado a los fines para los que había sido formu- lado (López, 2005: 405). Esto generaba automáticamente tensión, lo que pondrá también de manifies- to el arzobispo de México, Alonso de Montúfar, que refiriéndose al tratado de De Decimis del agustino afirma: El qual libro tiene ochenta y quatro conclusiones y 24 questiones, todas ellas o las más ende- reçadas a lo susodicho con gran menosprecio de los sagrados cánones y sanctos concilios y generales costumbres de la Sancta Madre Iglesia, pretendiendo, como pretende, el autor del dicho libro, con cánones y leyes de su cabeça hazer una nueva iglesia contra lo ordenado por la Santa Madre Iglesia Cathólica romana, y questa Iglesia esté en poder de frayles, como lo está, y que no aya clérigos; y esos que ay, que sean expelidos del ministerio de la Iglesia (Ve- racruz, 1976 [escrito 1557]: 731). Una manera tan dura de expresarse estaba poniendo de manifiesto las gra- ves tensiones que tenían lugar, donde la precomprensión agustiniana entendía que americanos y castellanos tenían igualdad de derechos y obligaciones, por el simple hecho de ser hombres racionales que debían procurar la instauración del bien común. No se trataba de una visión personal, sino que permeaba en un grupo religioso y generaba conciencia. Como ya ha sido afirmado, los agustinos serán el grupo religioso más afín con la sociedad indiana. Podríamos hablar de un proyecto amplio, que planteaba una sociedad abierta, libre, con una fuerte tolerancia religiosa y cultural, sustentada en una igualdad de derechos, don- de los indios poseyeran abiertamente el carácter de vasallos libres y, por lo mis- mo, con la conveniente capacidad para organizarse políticamente, para ejercer cualesquiera oficios o ministerios y, al mismo tiempo, para moverse con libertad por todo el territorio de la Nueva España. Alonso, como promotor e impulsor de estas ideas, se había movido con cri- terios amplios, buscando lo mejor para el natural, en un humanismo cristiano, donde el primer lugar lo ocupaba la persona. El desarrollo se sustentaba en la praxis concreta, intentando respuestas coherentes y válidas a problemas esen- ciales para la subsistencia de los diversos pueblos. Así, las lecciones académi- cas respondían directamente a dichas preocupaciones, siendo muy diversas las conclusiones a las propuestas por otros autores, y, como señalaba Prometeo Ce- rezo, con especial relación con la materia abordada por los tratados de Iustitia et Iure (Cerezo, 1985: 52). Esto explica que, en la defensa de los naturales, ante los órganos competentes en Castilla, el obispo nombrara a Alonso albacea de sus asuntos americanos. 3. Juan de Zapata y Sandoval: defensor de la equidad Partiendo de la aportación significativa de Veracruz, así como de la recepción que los ermitaños de san Agustín habían hecho a lo largo de todo el siglo XVI ,

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