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23 Boletín Americanista , año LXIII . 2, n.º 67, Barcelona, 2013, págs. 11-32, ISSN: 0520-4100 sostenidas tradicionalmente por la Iglesia: ciencia, edad, integridad de costum- bres, prudencia, fuerzas corporales para el desempeño del oficio y diligencia. Refiriéndose a la ciencia considera que es requisito irrenunciable para todos aquellos que desempeñen un oficio pastoral, puesto que les corresponde ne- cesariamente la responsabilidad de la predicación, comentando la Escritura y, al mismo tiempo, aplicando la ley evangélica «con la que muestre a los fieles el camino de la salvación, echando continuamente mano de uno y otro Testamen- to para que puedan discernir y conocer a las ovejas» (Zapata, 2004 [1609]: 249 [ pars II , cap. 9, § 20]). De esta manera, la persona más idónea será aquella que goce de una mayor ciencia, y aplica este criterio inmediatamente al caso de las Indias: Pondera todo esto con ánimo atento para evitar la acepción de personas en la provisión de los episcopados y otros beneficios y para que no sean elegidos los ignorantes, los indoctos y los que o no aprendieron letras o las saludaron de lejos y desde el umbral (Zapata, 2004 [1609]: 251 [ pars II , cap. 9, § 25]). Especial hincapié hace el agustino en la elección de los obispos. Para ello se adentra en los problemas que suscita la cuestión de la elección. Cuando la di- ferencia entre ambos no es muy grande no existe problema, puesto que «cuan- do la dignidad de una persona no sobrepasa notablemente la dignidad de otra, pues entonces no tiene mucha importancia la preferencia de una sobre otra» (Za- pata, 2004 [1609]: 119 [ pars I , cap. 5, § 5]). El problema se plantea cuando, en relación con un beneficio eclesiástico, es necesario elegir entre alguien digno y otro que lo es más. Entiende que, canónicamente, esa opción no invalida la elec- ción (Zapata, 2004 [1609]: 193 [ pars II , cap. 5, §§ 6-8]). Pero, haciendo la aplicación moral del principio canónico, Zapata y Sando- val considerará que es pecado mortal elegir al que es digno posponiendo al que es más digno. «Es doctrina muy verdadera entre los más destacados doctores de la sagrada teología sin que ninguno de ellos se haya atrevido ni siquiera con una seña a insinuar lo contrario, que conferir un beneficio o un episcopado al que es digno posponiendo al que es más digno, es pecado mortal» (Zapata, 2004 [1609]: 197 [ pars II , cap. 6, § 1]). En una discusión escolástica, posteriormente volverá a matizar que pueden darse situaciones en las que es mejor y legítimo moralmente optar por el digno frente al más digno: «Todo esto se ha de consi- derar con prudencia, según la diversidad de los beneficios, la costumbre de los lugares, las diversas lenguas y condiciones de las tierras, la necesidad real y el mayor provecho y utilidad de las iglesias» (Zapata, 2004 [1609]: 237 [ pars II , cap. 8, § 21]). Como se ve, pareciera que en algunos momentos retrocede respecto a lo que había afirmado anteriormente, pero lo que se pone de manifiesto es la comple- jidad del problema, lo que le lleva a delimitar los oficios públicos que considera han de ser proveídos respecto a un criterio de justicia distributiva: por una par- te, los oficios de jueces, oidores, gobernadores de provincias, virreyes o presi-
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