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382 Miguel Anxo Pena González El modelo académico estaba inspirado en el de París, pero ordenándose con IyUPXODV PiV ÀH[LEOHV GH WDO VXHUWH TXH VH SXGLHUD ORJUDU XQD PD\RU XQLGDG de pensamiento. Se potenciaría, por tanto, la enseñanza disputada más que leída. Se trataba de la utilización de todo aquello que fuera adecuado y bueno, dejando al margen si provenía de las tradiciones antiguas o era algo nuevo. Era, PDQL¿HVWDPHQWH OD XQLyQ HQWUH WHRORJtD \ KXPDQLVPR /D HVFROiVWLFD WUDGLFLRQDO que ponderaba las diversas doctrinas mediante un pensamiento abstracto, se había ido limitando al estudio de Pedro Lombardo y del Aquinate. Alcalá, añadía ahora la teología de Escoto, novedad que se verá reforzada por aquello que podemos considerar como la verdadera renovación del método teológico: el nominalismo, y su aplicación a la teología. Como señala Álvarez Turienzo: ©1R GHEH ROYLGDUVH TXH &LVQHURV EXVFDED DQWH WRGR XQ FHQWUR HQ TXH SULPDUD OD IRUPDFLyQ WHROyJLFD 4XHUtD VLQ HPEDUJR XQD WHRORJtD TXH IXHUD HIHFWLYDPHQWH formativa . Los demás estudios se ordenaban a eso. Una teología viva debía empezar por beber en la fuente de la revelación. De ahí el interés por disponer de las fuentes bíblicas en la mayor pureza posible. En ese contexto ha de situarle la edición de la Biblia Políglota . También debían contribuir a ello las pericias de ORV JUDPiWLFRV \ ¿OyORJRV /D SXUD OyJLFD WHQtD PHQRV TXH YHU FRQ HO DVXQWR (O conocimiento de lenguas útil para la teología era el de los humanistas. Por otra parte, más según el modo de humanismo erasmiano que del humanismo de Italia. Este último, demasiado afecto a las letras paganas. En cambio aquél, interesado por la restitución del espíritu cristiano, por los libros sagrados y por las obras de ORV VDQWRV 3DGUHVª 34 . En este sentido, no se puede perder de vista que las novedades metodológicas y el propio nominalismo, por otra parte, han de ser contempladas en continuidad FRQ OR TXH KDEtD RFXUULGR HQ 3DUtV D ¿QDOHV GHO VLJOR ;9 FRQFUHWDPHQWH HQ cuando el rey Luis XI de Francia destierra de aquella Universidad a los autores y enseñanzas de la vía moderna. Éstos tendrán que esperar hasta 1481 para recuperar su espacio en las aulas parisinas. El nominalismo no era únicamente un problema de procedimiento dialéctico sino que suponía, al mismo tiempo, un sistema de base doctrinal de mayor calado y repercusión que un tipo de metodología concreta. Llevaba implícita una posibilidad siempre mayor de herramientas para el estudio. ticos y humanistas: discursos contrapuestos sobre el Renacimiento español», en: J. M.ª N IETO I BÁÑEZ (coord.), Humanismo y tradición clásica en España y América II (Universidad de León, León 2004) 43. 34 S. Á LVAREZ T URIENZO , «La universidades de Salamanca y Alcalá como formas rivales de educación», en: Homenaje a Pedro Sainz Rodríguez . III. Estudios históricos (Fundación Universitaria Española, Madrid 1986) 48. A renglón seguido explica la síntesis peculiar que se produce en la teología explicada en aquella Academia: «La conjunción de la teología y los humaniora da lugar en Alcalá a que las sentencias de los maestros se dis- cutan con espíritu pluralista, en diálogo abierto, en busca no de la inspiración de una escuela determinada o de la información en todas por separado, sino a efectos de buscar con espíritu de tolerancia, un superior lugar de encuentro o consenso entre ellas». Ibid.

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