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381 Tiempos y vivencias de san Juan de Ávila: Salamanca, Alcalá, Sevilla compatible con las categorías clásicas de la teología escolástica. Viene a ser la UHFRQFLOLDFLyQ GH OD RUWRGR[LD FRQ ODV H[LJHQFLDV GH OD DFWXDOLGDGª 29 . De esta manera, el humanismo no era simplemente una corriente determinada por lo ideal y lo institucional, sino que se convertía en algo de mayor calado, vinculado a la urdimbre afectiva hispana, que lo expresará como un modo concreto GH YLYLU OD IH GRQGH VH SODVPDED XQD SURIXQGD OLEHUWDG GH HVStULWX TXH HUD UHÀHMR GH OD UHIRUPD TXH VH HVWDED IRUMDQGR HQ LQ¿QLGDG GH SHTXHxRV GHWDOOHV HQ HVWH contexto preciso, la atención hacia lo clásico ameritaba también una mirada hacia la tradición cristiana 30 . En estos mismos años, tenemos también la experiencia de proyectos de una línea mucho más clasicista, como es el caso de Hernando Alonso de Herrera que, en la primera década del siglo XVI, edita el libro de la retórica de Trebizonda en versión latina anotada 31 , para posteriormente utilizarlo como manual. Unos años más tarde, hará lo mismo con las Elegantiae de Valla 32 . Este contexto muestra la entrada en Salamanca y Alcalá del programa renacentista con toda su fuerza, en el que no podremos más que diferenciar dónde se producen con anterioridad o posterioridad dichos cambios, pero entendiendo que son consecuencia de un mismo ambiente y evolución. Se trataría, por tanto, de un camino abonado, que WHQGUtD XQRV KLWRV VLJQL¿FDWLYRV \ TXH SDUWLUtDQ QR GHO KXPDQLVPR LWDOLDQR VLQR del parisiense, aunque no de manera exclusiva. A partir de esta concepción, Lefèvre d’Étaples es interpretado y considerado como el vehículo de una cultura humanística, que tenía su fuente en Aristóteles 33 . 29 J. P ÉREZ , «Renacimiento y escolástica», en: V. G ARCÍA D E L A C ONCHA (ed.), Literatura en la época del Em- perador (Universidad de Salamanca, Salamanca, 1988) 14-15. Véase también: Í D ., «Humanismo y escolástica»: Cuadernos Hispanoamericanos n. 334 (1978) 28-39. 30 Así lo expresaba V ICENTE B ÉCARES : «El Humanismo no puede ser, por tanto, reducido a la espiritualidad erasmista, laica, reformada u otras formas de devotio moderna , ni tampoco al ejercicio retórico y literario de escribir en latín, ni siquiera a la filología y crítica de los textos clásicos; el Humanismo renacentista, al arruinar la concepción unitaria del sentir y del sentir medieval, propició la conformación de un nuevo modelo mental, humano por contraposición, en que la vuelta (imposible) a la Antigüedad y la recuperación del legado clásico se sentían más bien como instrumentales de la nueva paideia , sea en la búsqueda de la elegantia en el decir o de la superioridad en el saber, supuesto que “en los antiguos estaba la sabiduría”. La nueva epistemología impulsa el sentimiento de la vida humana como realidad plena, de la que los clásicos proporcionaban el aparato o la máquina para conseguirla, y, aunque con una visión cada vez más histórica del pasado, siempre dentro del marco de una concepción providencialista, teocrática, supernaturalista, del devenir humano, en que aquel quedaba integrado. En nuestra situación, lo particular del momento es, pues, que esa tensión entre lo antiguo y lo moderno se resuelve en la creación de un discurso vernáculo propio y original, que asimila la espiritualidad tradicional a las nuevas nociones y formas de pensamiento. Y esto no parece que pueda ser objeto de controver- sia. Ni pretendo entrar en ninguna: sólo recrear contextos y establecer algunas coordenadas (de las múltiples) que permitan entender esa, por lo demás compleja, relación». V. B ÉCARES B OTAS , Guía documental del mundo del libro salmantino del siglo XVI (Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Burgos 2006) 13. 31 Cf. J. T REBIZONDA , Rhetoricum libri (Salmanticae, Arnaldi Guillelmi de Brocario 1511). 32 Cf. L. V ALLENSIS , De elegantia linguae latinae (Salmanticae, Lorenzo de Liom de Dei 1516). 33 «Entrados en el siglo XVI, la presencia de clásicos griegos y latinos es constante e irreversible, manuscrita e impresa, originales o vertidos, en biblioteca, tanto institucionales (catedral, Universidad, conventos, colegios mayores) como privadas (de estudiantes y de profesores), así como en librerías». V. B ÉCARES B OTAS , «Escolás-

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