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dominicos y franciscanos en las universidades medievales 135 de ya existía una Universidad, sino también en aquellos donde tenga lugar la creación o ampliación de una corporación de maestros, en un entorno de carácter más local 62 . Hay que distinguir entre Studia vinculados o integrados en las corporaciones, como en París u Oxford, en un origen dirigidos por maestros seculares que, poste- riormente, regirán los maestros propios. Estos Colegios-Convento serán considera- dos como Studia de Teología análogos a los de los seculares o canonicales y, la unión de éstos, formará la Facultad de Teología. Los Mendicantes se veían favorecidos por todos los privilegios académicos y lograban postular los grados, a cargo de doblegarse a la disciplina propia de la Academia. Los Studia Generalia que las dos grandes Órdenes pondrán en funcionamiento en París, supusieron también una competencia peligrosa, que los maestros seculares sen- tían como un desafío, puesto que amenazaba su prestigio corporativo y sus mismos intereses particulares. Muchos estudiantes, quizás la mayor parte, iban a las lecciones de los mendicantes, por tratarse de figuras de gran relieve intelectual y, al mismo tiempo, por la coherencia de los mismos, que también habían profesado aquellas nue- vas formas de vida. Se puede también pensar, que dichos maestros en este contexto nuevo y particular, serían más libres para defender una serie de posturas con mayor radicalidad que, si siguieran en el marco secular y del Estudio 63 . No se puede tampoco negar que los maestros dominicos y franciscanos habían puesto en marcha sus Cole- gios, en el preciso momento en el que los seculares acababan de regresar a la ciudad, por lo que no contaban con una organización bien estructurada y cohesionada, lo que también debió ser aprovechado por las Órdenes, aunque es también bastante posible que ni siquiera fueran conscientes del hecho. Entre las dos Órdenes también había sus diferencias, así se puede ver en la crea- ción de sus propias redes de colegios. En este sentido, los Menores, que tenían una penetración más amplia en los núcleos urbanos que los Predicadores, organizaron sus centros propios también en ciudades de menor importancia y consistencia 64 . Por su parte los dominicos habían hecho una elección por situarse en los núcleos urbanos más importantes. A los Studia podían asistir también seculares, especialmente en aquellos lugares donde no contaban con Studium Generale . Los Studia mendicantes, especialmente de las ciudades vinculadas con el saber, acogerán también a voluntarios como oyentes libres del clero secular. La realidad era que, mientras la enseñanza teológica conti- nuaba prácticamente limitada a París, los dominicos y franciscanos lograrán un re- conocimiento de facto de sus centros propios. Pero, lógicamente, no se trataba sólo 62 Cf. B. Roest, AHistory of Franciscan Education …, o.c., 34. 63 En este sentido, los maestros de la Universidad de Oxford serán más libres incluso que los de París. Esto incidirá directamente en el desarrollo de diversas doctrinas. Así sucede en el caso del maestro de Duns Scoto, Louis Lavalle, que ya plantea la Inmaculada Concepción de María. Algo totalmente innovador y atrevido para su época. 64 La legislación franciscana referente a la obligación de formación escolástica permanente es de 1279.
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