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miguel anxo pena gonzález 134 La elaboración de los maestros mendicantes será particularmente sutil, llegando a una perfecta distinción entre términos como proprietas , dominium y usus . Era, por otra parte, una justificación del derecho de la cura animarum propia, que defendían desde argumentos profundamente simples pero contundentes. En este sentido, san Buena- ventura consideraba que si la acción apostólica consistía en la caridad; ésta necesa- riamente tenía su expresión más elevada en la total renuncia de los bienes terrenos. La deducción lógica era que había mayor perfección allí donde la renuncia era más amplia y radical 60 . En el fondo, entraba en juego un problema bastante más profundo: los estados de perfección, en los que se van a detener con gran acierto tanto san Bue- naventura como santo Tomás 61 . Atención especial requiere también el método y las técnicas de enseñanza, en el que intervendrán activamente Predicadores y Menores, como ya se ha señalado al hablar de los mismos. En 1267, Roger Bacon se lamentaba de que los maestros de teología se ocupasen cada vez menos de la lectura y del comentario de la Escritura y más de las Sentencias, valiéndose para ello del comentario de Pedro Lombardo. El detalle muestra, de manera real, cómo la línea impulsada por el primer maestro mi- norita, pero asimilada ampliamente por todos los mendicantes, incidía y se convertía en método escolástico en todo el ámbito académico, perdiendo esa sensibilidad teo- lógico-mística, que había caracterizado la etapa anterior de la historia de la teología, y que la presentaba vinculada a la experiencia íntima de Dios, mientras que ahora se abría paso la razón. 3.3. Los Colegios de regulares y seculares Otro ámbito de interrelación, entre dominicos, franciscanos y los Studia es el flo- recimiento de los Colegios. Éstos, habían nacido, como forma institucional, al abrigo de los Studia , con un papel especialmente relevante en el desarrollo y funcionamiento medieval. Los primeros en organizarse habían sido los Colegios regulares que, en el fondo, no dejaban de ser conventos con una atención peculiar al estudio y formación de los frailes más jóvenes. Los Studia de los Mendicantes, habían comenzado a tomar forma a partir de 1220. A éstos seguirán los de los monjes, que se estructurarán hacia 1245. Tanto unos como otros, de manera progresiva, habían introducido un nuevo tipo de escuelas y de estudiantes, que también miraban a la obtención de los grados académicos, pero que permanecían ligados a la disciplina y los objetivos de la propia Orden en la que habían profesado, teniendo muy presentes la autoridad propia de la misma. Los Studia más importantes, aquellos que estaban vinculados a una Academia, lograrían obtener los derechos necesarios para poder ofrecer simultáneamente el pro- grama del lectorado y del grado magisterial. Este hecho no tendrá sólo lugar allí don- 60 Cf. S. Bonaventurae, «Quaestiones disputate de perfectione evangelica», en Id., Opera Omnia , t. v , Quaracchi, 1891, 117-198. 61 En relación a las posiciones de este último, cf. S. Thomae Aquinatis, «Contra impugnantes Dei cultum et religionem», en Id., Opera Omnia , t. xli , Romae, 1970.

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