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dominicos y franciscanos en las universidades medievales 129 Un detalle que, aunque en un momento no genera dificultades, sino que evidencia la ductilidad de las instituciones, es el hecho de que los maestros seculares, en el mo- mento mismo en el que ingresan en una de las Órdenes Mendicantes, erigen univer- sitaria para la enseñanza teológica en los propios Estudios. Este movimiento natural, muy pronto se convierte en una forma abierta de proselitismo. Algo que se experi- menta, en un primer momento en París, Oxford y Bolonia, pero que se extenderá tanto a los maestros como a los estudiantes en muy diversos lugares. Esto, además, viene corroborado por el hecho de que, a finales de los años treinta del siglo xiii , las escuelas mendicantes abrirán sus puertas a todo tipo de estudiantes y, por lo mismo, también a los seculares. Tanto las facultades teológicas, en los Studia Generalia , como los Estudios, en los conventos, tenían como destinatarios directos de su enseñanza a los clérigos 45 . El paso siguiente será, además, la adquisición del reconocimiento por parte del Studium y, al mismo tiempo, la vinculación oficial al mismo 46 , tal y como hemos visto antes, en algunos ejemplos. Por otra parte, desde el pontificado de Gregorio ix , la hostilidad entre clero se- cular y la Órdenes Mendicantes había ido en progresivo aumento, especialmente en Francia. El Papa deberá imponer a los prelados de aquella nación el cese inmediato de toda forma de vejación contra los frailes, lo que no logrará aplacar las disensiones. El conflicto no era sólo consecuencia de frecuentes imprudencias y provocaciones, sino el resultado de la ambición reinante en muchos frailes, que habían perdido la simpatía y el fervor de la Curia pontificia, con frecuentes peticiones de carácter marcadamente mundano 47 . Al mismo tiempo, no se puede perder de vista que en aquellos lugares donde no existía Facultad de Teología, son los frailes los que toman la iniciativa en la implan- tación de los Studia . Ejemplo de ello es Bolonia. Al mismo tiempo, los conventos Mendicantes sirvieron también como plataforma para introducir a los maestros más afamados –también seculares–, en el entorno de las élites aristocráticas de las distin- tas ciudades. Sentados estos principios no es muy difícil deducir que, en el momento en que surjan conflictos, el arma de defensa será precisamente la solidaridad corporativa. Así sucede en el conflicto de París, en el 1229-1231, que dará lugar a la «Parens Scien- tiarum» 48 . Al Papa interesaba que quedasen salvaguardados los intereses del Studium 45 No se puede tampoco obviar que, en el sentido más específico del término, clérigo era aquel que había recibido la primera tonsura, por lo que pasaba a disfrutar de una serie de derechos y privilegios, que le abrían directamente al mundo de la instrucción superior. 46 Una serie de cartas de Inocencio iv testimonia el carácter abierto y público de las escuelas mendi- cantes de Teología. Cf. Innocentius iv , Tuis devotis supplicationibus (26. iii .1249) …, o.c., 529, §. 300. 47 Así lo refiere fr. Adam de Marsh: «Longe facti sunt… a favore Curiae in suis petitionibus stultitiam mundi sapientibus». Adae de Marisco, «Epistola», en J. S. Brewer (ed.), Monumenta franciscana , t. i , London: Longman, 1858, 377. 48 Cf. Gregorio ix , «Parens Scientiarum (1. iv .1231)», en ChartulariumUniversitatis Parisiensis , t. i , 136-139, §. 79
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