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miguel anxo pena gonzález 128 tura perfectamente jerarquizada, donde los colegiales circulaban a medida que iban superando etapas y, lo que es más importante, al tiempo que iban haciendo progresos personales, parece muy lógico que también desarrollaran métodos más adecuados para la formación de los propios escolares, así como de otros foráneos que se acer- caran a sus aulas 42 . En este sentido, Jacqueline Hamesse afirmará que las Órdenes religiosas van a tener un rol, de primer nivel, en la elaboración y desarrollo de los manuales y su composición 43 . Era lógico que, ante esta situación, con el aumento numérico y las exigencias de ofrecer sólidos contenidos para la predicación, los Mendicantes bien pronto desarro- llasen una organización de enseñanza autónoma, también a niveles altos y especiali- zados. 3.1. La opción corporativa La Asamblea, como reunión orgánica universitaria jurada por todos sus miembros, había surgido con el nacimiento de Universitas Studiorum . En torno a ello se había con- figurado el núcleo central de la evolución paulatina del Studium Generale , ya que ésta había sido fuente y expresión de la solidaridad interna, al tiempo que representaba la expresión visible de la agregación y pertenencia a dicha corporación. Por lo mismo, era también la que dirimía los límites y niveles de pertenencia 44 . En el Studium Parisiensis , la participación a la universitas , así como a las reuniones de la misma, estaba reservada a los maestros reunidos de manera asamblearia, que eran los que establecían los límites de pertenencia al cuerpo de la institución. Es este carácter corporativo el que nos lleva a hablar de un intercambio cordial, entre Men- dicantes y Studia Generalia . Ambas instituciones tenían una preocupación común por el estudio y su realización práctica. Precisamente por ello, en el surgimiento de las universidades en todo el contexto europeo, los Mendicantes –particularmente domi- nicos y franciscanos– serán una ayuda irrenunciable, siendo soporte para la implanta- ción de nuevos centros, ya fuese de una manera más activa o simplemente con alguna colaboración concreta. En tal sentido la afluencia de estudiantes de dichas Órdenes, a las ciudades vincu- ladas al estudio superior, se convertía también en una oportunidad y una gracia para la universitas . No cabe duda que, de manera excepcional, el lugar privilegiado será París, teniendo en cuenta que era el espacio principal de la investigación teológica, la scientia sacra , como instrumento imprescindible para una predicación eficaz. 42 Cf. J. Verger, Gentes del saber en la Europa de finales de la Edad Media , Madrid: Editorial Complutense, 1999, 83. 43 Cf. J. Hamesse, «La production littéraire, miroir des rapports entre studia et universités», en Studio et studia: le scuole degli ordini mendicanti tra xiii e xiv secolo , Spoleto, 2002, 290. 44 Cf. L. Pellegrini, L’incontro tra due «invenzioni» medievali ..., o.c., 127.

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