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miguel anxo pena gonzález 110 social y educativo, en los que la organización se va abriendo paso y estructurando de manera lenta, pero progresiva. Este detalle explica que, tanto en París como en Bo- lonia, los diversos grupos que componían la corporación y que se denominarán como «naciones», fueran los que tuvieran una intervención directa en la vida del Estudio. Dichos grupos estaban estrechamente relacionados con la matriculación de los estudiantes y la organización interna de los mismos, respondiendo y obligándose con voto en manos de un procurador, como cabeza de cada nación, que se proponía como intermediario entre el estudiante o maestro y la universitas , a través de los nuntii ; así como entre los escolares y el propio Estudio. Con estos antecedentes queremos poner en relación a ambas instituciones: los Estudios Generales y las Órdenes Mendicantes. Parece necesario, para ello, reco- rrerlas asumiendo que, durante bastante tiempo, ambas discurren conjuntamente, pasando por momentos de encuentro y de desencuentro, pero evidenciando cómo se complementan y ayudan en el propio crecimiento y, cómo la internacionalidad de las Órdenes ayuda a la consolidación de la Universitas . 1. Los Estudios Generales y la «universitas» de maestros y escolares El StudiumGenerale estaba llamado a imponerse, superando otros modelos alterna- tivos, como era el socio-escolástico. Para ello se recurrirá a toda institución que ayu- dase a su crecimiento, utilizándolas en una estructura nueva. Es esta novedad la que marca la singularidad corporativa de dicha institución, que muy pronto se impondrá sobre otras de su contexto y momento histórico. A la base de su éxito estaba el hecho de contar con una fuerte vinculación con la sociedad, la cultura y las instituciones ciu- dadanas. En este sentido, puede resultar interesante mostrar la definición que Brizzi y Verger daban sobre la misma: «Una institución para la enseñanza superior fundada, o por lo menos confir- mada, por una autoridad de naturaleza universal (el papado o, en algún caso, el emperador), y cuyos miembros, puestos bajo la orientación directa de di- cha autoridad, tenían un cierto número de derechos igualmente universales. El primero entre estos derechos, será la validez universal garantizada a los títulos y a los doctorados conferida por la universidad […] Los doctorados conseguidos en la universidad eran licencias ubique docendi que permitían a los titulares enseñar, sin otro examen, en toda la Cristiandad» 2 . En la definición se pone el acento sobre la importancia en una autoridad universal que, de manera general, va a ser el papado. Los pontífices, de manera sucesiva, van a estar especialmente empeñados en una política universitaria dirigida hacia la promo- ción de los Studia Generalia, primero en Italia y, de manera sucesiva, en toda la Cris- 2 G. P. Brizzi - J. Verger, «Le radici comuni», en Le università dell’Europa. La nascita delle Università , Id. (eds.), Milano: Dilvana Editoriale, 1990, 11.
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