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dominicos y franciscanos en las universidades medievales 127 Con todo es importante hacer notar, en este recorrido, donde la otra institución con la que estamos dialogando es la Universitas Studii , cómo la reflexión intelectual pone de manifiesto que los maestros franciscanos y dominicos habían sido capaces de fusionar una especulación erudita a partir de sus convicciones religiosas y espiri- tuales, logrando así una reconciliación con las verdades descubiertas en ese tiempo, a partir de las creencias tradicionales. 3. La Universidad y las Órdenes Mendicantes No cabe duda que, como ya se ha dicho, la Universidad y las Órdenes mendican- tes estaban destinadas a una relación, aunque en muchos momentos resultara difícil y problemática. Ambas, desde su propio servicio a la sociedad y a la Iglesia, estaban conectadas con la organización de la enseñanza superior y el estudio científico. De esta manera las dos fraternitas , la mendicante y la de los Studia tuvieron un flujo de intereses e intercambio mutuo. Los primeros asisten a las aulas de la Academia mien- tras que, los escolares, en un número nada desdeñable, pasaban a engrosar las filas de las dos nuevas Órdenes. En el fondo, entre ambas instituciones, se experimentaba una comunión de idea- les, que iba del mundo intelectual y el ambiente mental de la época, a la praxis lle- vada a cabo por los Mendicantes. Esta corporación ofrecía a los clérigos doctos una organización sistemática, para una utilización práctica de la doctrina. En el fondo, en el mundo académico se había ido produciendo un desencanto del saber por el saber, que orientaba a los intelectuales hacia la búsqueda de un saber real, que se pudiera concretar en la vida cotidiana. Por lo mismo, la búsqueda de un ideal mayor, así como la constante fascinación por lo nuevo, también debió jugar un papel importante en este momento, en el que la novedad irá acompañada de radicalidad; algo que ofrecían los Mendicantes. No se puede olvidar que los doctores y estudiantes que optarán por esta nueva forma de vida serán numerosos, puesto que esa experiencia respondía concretamente a sus aspiraciones y exigencias personales. En este sentido, el ideal era el propuesto por los mendicantes: una teología conce- bida como ciencia, en la que se debían articular las diversas adquisiciones culturales, así como las diversas disciplinas escolásticas en De reductione artium ad theologiam , tal y como aparece en el título de una de las obras del mismo san Buenaventura 41 . Es bastante previsible que las Órdenes Mendicantes, en su conjunto, desempe- ñasen también un papel en la configuración de nuevas formas y propuestas de mé- todos y disciplinas, especialmente en la enseñanza teológica. Si desde 1220-1230, los Predicadores y más tarde los Menores, habían sido capaces de dar vida a una estruc- la llegada al convento, a cualquier candidato que lo hubiera solicitado. Cf. Innocentius iv , «Quo vos (21. iv .1244)», en Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum , T. Ripoll (ed.), t. i , Romae: Ex typographia Hieronymi Mainardi, 1729, 141, §. 69. 41 S. Buenaventura, «De reductione artium ad theologiam», Id., Opera omnia. v . Opuscula Theologica , Ad Claras Aquas: Ex typographia Colegii S. Bonaventura, 1891, 319ss.

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