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miguel anxo pena gonzález 122 de aquella ciudad, ingrese en la Orden y, los franciscanos contando con la protección de Guillermo de Auvernia y Gregorio ix , se instalen ahora en tierras de la abadía de Saint-Germain de Près, muy próximo al barrio de las Escuelas. El organizador de dicho Studium será el maestro Alejandro de Hales que había comenzado como maestro de Artes antes de 1210, adquiriendo el grado de maestro en Teología entre 1221-1229; con su renombre, colocó en el primer plano al Studium mi- norítico, haciendo del convento de los Cordeliers , el centro intelectual más importante de la propia Orden 30 . Allí acudirá un número creciente de estudiantes, tanto de la pro- pia Orden como seculares, habidos de escuchar las enseñanzas del maestro. Sí parece que fue, en este entorno, donde Alejandro de Hales debió introducir, juntamente con las lecturas de la Sagrada Escritura, las Sentenciad de Pedro Lombardo. Le sucederá como regente Juan de la Rochelle, discípulo suyos, sosteniendo el prestigio intelec- tual. La cuestión, con todo, no era del todo clara, puesto que Hales ya era titular de una cátedra con anterioridad a 1236, cuando decide ingresar en la Orden franciscana. Con san Buenaventura se afirmará en la Orden una mentalidad nueva: menos liga- da a la tradición de los inicios y más abierta a los problemas reales que se estaban vi- viendo en aquel momento, donde la intelectualidad, por una parte, y los espirituales, por otra, vivían ya en conflicto. Era un tema que necesitaba de una intervención clara y decidida. El maestro franciscano reivindicaba el derecho a los estudios para los hijos de san Francisco, en fuerza de la prescripción de la Regla bulada, que les obligaba a predicar, justificando el ejercicio de la cura de almas, como un motivo recibido del Papa y la necesidad de operarios evangélicos, que ayudasen a los pastores ordinarios. Es necesario reconocer que la personalidad del Doctor Seráfico y la naturaleza propia de la Orden minorítica, sustentada desde una estructura centralizada, pero basada en una fuerte autonomía de las provincias, es lo que producirá un éxito y evolución signi- ficativa en toda la Orden. El discurso sereno y espiritual del maestro Buenaventura no generará una solución práctica al problema existente, pero sí liberará a los Menores de su conciencia negativa, en confrontación con el estudio. Se podría afirma que, en este sentido, los franciscanos y dominicos, conjunta- mente con otras Órdenes mendicantes, contribuyeron a la elaboración de un método sintético y sistemático. Aunque los maestros asumirán las Sententiae , no parece que éstas fueran un método estructurado para introducir doctrinalmente en las lecciones. No cabe duda que, las Summae , identificadas particularmente en la de santo Tomás de Aquino, era una propuesta mucho más sistemática, a la vez de ser más concreta y oportuna, por su estructuración sintética. Era algo que también había quedado plas- mado en la Summa Halensis , comenzada por Alejandro de Hales y completada por sus discípulos. San Buenaventura continuará también con este modelo, por lo que en 1257, concluye su Breviloquium , que era una breve síntesis teológica, que utilizaba 30 La aportación de Hales había sido especialmente singular, puesto que a él se debe la introducción de las Sententiae de Pedro Lombardo, como comentario sistemático en la enseñanza teológica en París. Aquello que en aquel momento levantó un fuerte revuelo, se convertiría en el método y sistema fundamen- tal de enseñanza teológica, hasta finales del siglo xv . De este periodo, precisamente, es su Glossa in Quatuor Libros Sententiarum .

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