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Miguel Anxo Pena González 396 Contra la opinión general entiende que la posesión no está en favor del señor, sino de la libertad del siervo, que por derecho natural es libre. Segui- damente cuestiona toda la justificación de la venta de los propios hijos de donde deduce que, «sin caridad no aprovecha nada el Evangelio» 65 , por lo que concluirá negando la posibilidad de la propia venta o la de los hijos. Responde minuciosamente a cada una de sus tesis, molestándose en citarlos de manera rigurosa, para luego disputar con sus conclusiones, y pre- sentarlos como sus interlocutores 66 . Atacará a Molina cuando sostiene que, en razón del mal, es posible trasladar a los esclavos a Indias 67 . Su solución está en lo esencial cristiano: no se puede exponer a un hombre a un peligro cierto de muerte. Por lo mismo, no puede aceptar cómo Molina termina por justificar los hechos, con un claro probabilismo moral: «Aunque parezca convincente que muchos esclavos de aquellas regiones fueron sometidos injustamente a esclavitud, sin embargo, no es convincente sobre todos y, por lo mismo, no es aplicable a cada uno en singular» 68 . No aceptará tampoco la actitud de Avendaño, que se autoproclama defensor de los indios. Su restricción mental es fruto de la encomienda, que entiende también como una esclavitud de facto 69 . Moirans había expuesto algunos de los abusos padecidos por los indios en su Historia Apostólica , obra desgraciadamente desaparecida. Sus palabras son reflejo de su interpretación de la conquista y la evangelización indiana, evidenciando dónde se encuentra el problema: «Los españoles entraron con buen título, pero una vez plantados y habiendo echado las raíces de la ambición, entonces descartado el título y arrojadas por la borda todas las leyes divinas, pontificias, humanas —al igual que las natura- les— y pospuestos todos los escrúpulos, reducen a esclavitud a los indios, los someten a tributo, los fuerzan a extraer metales, los toman, los roban, los ven- den, entran en sus tierras para perpetrar latrocinios y asesinatos de hombres, al igual que servidumbres» 70 . En síntesis, considera que Avendaño quiere dejar una puerta abierta con la que justificar la dificultad del pecado. No entiende que si había querido luchar por la verdad y la justicia, termine, en un quinto aserto, justificando la trata. 65 Ibid., §. 72, 109. 66 Se trata de un esquema retórico escolástico, que hace más manifiesto su rechazo a las posicio- nes de aquellos que justifican la servidumbre. 67 Cf. Ibid., §. 82, 125. 68 Ibid., §. 91, 141. 69 En el siguiente capítulo volverá otra vez sobre el tema, precisándolo todavía más, Cf. Ibid., §. 105, 159. 70 Ibid.

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