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La lucha por la libertad de naturales y africanos… 385 reducciones de la América portuguesa. Por ello, al final podríamos decir que deja la cuestión en tablas. Algo que se pone especialmente de manifiesto en los asertos de otro jesuita, Diego de Avendaño. Éste, después de considerar y recorrer el pensamiento de los autores más significativos, propondrá también una conclusiones de corte manifiestamente oficialistas: el negocio de la com- pra de esclavos en África, la mayor parte es ilícito, injusto y con obligación de restituir; los esclavos negros que son transportados por los mercaderes de África no es lícito comprarlos en las Indias y Europa; tampoco es lícito comprar de los mercaderes cualesquiera esclavos si existe sospecha acerca de la injusticia de su servidumbre. Por lo mismo, no es lícito comprar esclavos, aunque hubieran tenido varios dueños. Con todo ello, Avendaño considera que dicha compra en las Indias y Europa se puede justificar « de alguna manera » 30 . Para ello desarrolla siete razones con las que justificar su postura: porque algunos doctores, no siendo consecuentes con la doctrina que admiten, sostienen que dicha compra no es abiertamente condenable, pues al contrario la favorecen; porque es práctica común aceptada por todo el estado eclesiástico; Porque el Rey no sólo lo per- mite, sino que compra y vende esclavos negros, cuyo ejemplo es seguido por sus vasallos; porque los obispos fulminan excomuniones contra los esclavos que roban, a instancia de sus amos, considerando que su derecho es legítimo; porque algunos opinan de los esclavos que han nacido para servir, no se les debe aplicar el derecho con mucha rigurosidad; porque son necesarios para el sostenimiento de las repúblicas de las Indias; porque su traslado a las Indias no puede impedirse, pues los reyes tienen urgentes motivos para permitirlo y autorizarlo. 4. L a propuesta de F rancisco J osé de J aca Resulta novedosa la distinción que el capuchino aragonés Francisco José de Jaca hace hablando de humanos derechos y católico-piadosos entendiendo por tales aquellos que le vienen dados a todo hombre por su mismo ser de criatura, donde están reflejados todos los seres humanos sin distinción 31 . La razón de esta primera distinción la encuentra en el ser propio del hombre, tal y como plantea la teología judeo-cristiana, de un hombre que es imagen de Dios. 30 Cf. D. de Avendaño, Thesaurus indicus, apud Iacobum Meursium, Antuerpiae 1668, vol. I, tit. 9, cap. 12, n. 204, f. 330. 31 Cf. F. J. de Jaca, Resolución sobre la libertad de los negros y sus originarios, en estado de paganos y después ya cristianos. La primera condena de la esclavitud en el pensamiento hispano, M. A. Pena González (ed.), Madrid 2002. En adelante: Resolución, pars, § y las páginas.

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