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544 miguel-anxo pena gonzález para la obtención de grados. Así, en palabras del profesor Rodrí- guez-San Pedro “los propios estudiantes desatienden las aulas, considerando más provechoso estudiar en sus mismas casas por libros impresos o por apuntes, vinculándose a la Universidad al único efecto de conseguir los grados imprescindibles” 31 . Era una realidad totalmente desconocida anteriormente, ya que la mayo- ría de las Órdenes enviaban a los estudiantes más brillantes a los generales del Estudio. En este sentido, la expresión barroca de una sociedad marcada por el estudio universitario, como era el caso de Salamanca, tiene también su reflejo en la puesta en escena de la misma. De manera concreta, al tiempo que los actos y conclusiones decaían en la Uni- versidad, se multiplicaban de convento en convento, con protocolo de invitaciones y correspondencias mutuas 32 , lo que solía venir com- pletado con los sermones, especialmente en las fiestas más signifi- cativas de cada Orden, donde no se desaprovechaba la oportunidad, ante la presencia del contrincante, de atacarle desde el púlpito, espacio en el que el maestro o lector no podían ser rebatidos por sus oyentes 33 . Unido a este contexto, y quizás también como consecuencia de todo ello, irá cobrando fuerza la distinción también en Escuelas morales que tendrá su principal manifestación en el probabilismo moral, y las reacciones a favor o en contra del mismo. Así, a lo largo del siglo xvii, se encrespará la llamada disputa de los sistemas morales: probabilismo, tuciorismo y laxismo. Parece bastante claro que esta polémica está viva entre los teólogos españoles, pero el centro de la misma está más allá de nuestras fronteras. Los luga- res principales serán Italia, París y Lovaina, desde los que surgirán también las condenas hacia el probabilismo por parte del papa Alejandro vii, en los decretos de 1665 y 1666 34 . Ahora nos interesa simplemente recordar que este tipo de argumentaciones eran con- 31 Luis E. Rodríguez-San Pedro, Barroco y tradicionalismo, siglo xvii ..., p. 120. 32 Es suficiente para ello ojear el Diario del Colegio de la Compañía para ver la importancia que tenían este tipo de actos, así como la presidencia de los mismos. Cf. “Diario del Colegio de la Compañía de Jesús de Salamanca. i-iv”, en bgusa, Mss. 576-579 . 33 A este respecto, los jesuitas, con frecuencia se quejarán del trato recibido de los dominicos en la asistencia a las fiestas de Santo Domingo y Santo Tomás, por lo que terminarán por no participar en las mismas. 34 Cf. Alejandro vii, “Cuarenta y cinco proposiciones condenadas en los decretos del Santo Oficio de 24 de septiembre de 1665 y 18 de marzo de 1666” nn. 2021-2065, en H. Denzinger – P. Hünermann, El Magisterio de la Iglesia. Enchiri-
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