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60 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ y un después en los comentarios y estudio de las doctrinas del Aqui- nate, y donde el tomismo pasa a ser lo más importante. Con todo, la preocupación por recoger todo un pensamiento, convirtiéndolo ahora en un comentario a la Summa , en el que se recoja la tradición de más de cincuenta años y que sean llevados a la imprenta está poniendo en evidencia otros problemas. La expli- cación pudiera encontrarse en el hecho de sentirse los dominicos amenazados por alguien que quiere apoderarse de dicho patri- monio intelectual, usándolo como si fuera suyo propio. La razón puede tener su lógica, puesto que los traslados y las copias de los maestros circulaban, no sólo en el ambiente dominicano, sino en todo el entorno académico-estudiantil, por lo que, muy probable- mente otros maestros tuvieran intención de utilizarlo. Medina, sin señalarlo, está aludiendo al maestro agustino ermitaño Pedro de Aragón 10 . Por lo mismo, a la intención institucional de configurar un pensamiento, se une también una preocupación por defender los propios intereses institucionales, algo que en el aquel momento tenía una importancia capital. Por esta razón, el dominico juega con un lenguaje alegórico, haciendo ver que sus superiores se habían ahora despertado de un letargo y le encomendaban a él esa admira- ble y honorífica tarea. El lenguaje denota cierta carga mística, como si se tratara de una tarea profética, puesto que es un empeño diri- gido al bien de toda la Iglesia – in commodum Reipublicae Christia- nae –, que ha de ir más allá de una simple compilación, orientándose al perfeccionamiento del tomismo. El discurso elocuente y barroco nos ofrece luz sobre cuestiones que pudieran pasar desapercibidas si nos fijamos exclusivamente en el pensamiento. Parece intuirse que en la nueva realidad que se va configurando en la catolicidad, los dominicos se resisten a renun- ciar a un papel de preponderancia que, con gran acierto, entienden podría venir por medio de la difusión rápida de pensamiento que ahora permitía la imprenta. De esta manera, la Teología ya no se encuentra exclusivamente en la cátedra, sino que han de ser teni- dos en cuenta también otros contextos y aspectos, hacia los cuales, hasta el presente no se había dado ninguna importancia. Pero si esto pudiera ser significativo, no lo era menos el hecho de que ya otros se habían tomado en serio esta cuestión y con magníficos resultados. Era, v.gr . la experiencia en el marco teológico-moral con 10 Cf. J. Barrientos García, “Bartolomé de Medina, op y la Universidad de Salamanca”, en Ciencia Tomista 107 (1980) 265-285.

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